TITANIC: Extrañas apariciones y ruidos en exposición.

“Guardias, visitantes y carabineros han reportado presencias y hechos raros”, confirma Juan Pablo Cuadra, productor de la muestra, más como contatación que con ánimo de transformar al recinto de tres mil metros cuadrados en un templo paranormal. La manifestación más usual es el sonido de presencia humana que repercute en paredes y decorados inspirados en la nave que durante su tiempo fue considerada un prodigio tecnológico imbatible e insumergible. El último reporte de este tipo fue registrado en la madrugada del sábado pasado, jornada en la que hubo pasos de personas inexistentes. Quizás lo más enigmático le correspondió ser presenciado por una pareja de visitantes, quienes aseguran haber visto a una mujer con un vestido blanco largo de época, sin que exista registro en la producción de que alguien de sus filas tenga la costumbre de usar esos cortes.Sobre la posibilidad de que estas especulaciones sean atribuidas a técnicas de publicidad algo rebuscadas, Juan Pablo Cuadra recalca que “los guardias me dan toda la confianza porque no se trata de gente fantasiosa. De hecho se sienten incómodos. Algunos, incluso, no cuentan porque les da lata que los pesquen para el fideo. Lo mismo pasó con algunos carabineros que no quisieron anotar en un cuadernos de actas lo que habían sentido”.La exposición itinerante tiene antecedentes de esta clase de presencias sobrenaturales en otros países. En Argentina, por ejemplo, se detectaron murmullos y ruidos provocados por humanos. Claro, hay maderas que crujen y sonoridades emitidas por los materiales que conforman la instalación, pero son identificables y no comparables con la mujer de blanco u otro sujeto que dicen se pasea entre camarotes y salones de lujo con su aspecto de marino de la primera década del siglo 20. Los objetos que se mantendrán en exposición hasta principios de diciembre pertenecen a la empresa RMS Titanic, cuyo principal accionista es el buzo norteamericano Dik Barton. Este empresario se ha sumergido más de 20 veces ha llegado hasta los 4 mil metros de profundidad en busca de los vestigios del trasatlántico. De hecho, las imágenes más emblemáticas de la nave divulgadas a través de la BBC y del National Geographic fueron captadas por sus expediciones. Para Barton estos objetos no tienen precio, por eso los cuidados son extremos. Las piezas en la muestra capitalina están protegidas por una cúpula de vidrio con alarma, para evitar daños o las consecuencias de alguien con el tacto sobredesarrollado. Sobre las apariciones, el parapsicólogo Carlos Meschi opina que la norma es que “los seres humanos se quedan con seres humanos. El capitán podría estar pegado si es que considera que fue su culpa el accidente. Hay gente que se queda pegada en la casa. Ahora, con objetos específicos es poco usual, no imposible, pero no se acostumbra”.

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