UN NOVEDOSO Y REVOLUCIONARIO MICROSENSOR
Una casa en la que las luces se encienden sin que el interruptor esté conectado a los cables; un dispositivo que señala si la heladera se está descongelando; una alarma contra incendios o un nuevo sistema antirrobo que dura eternamente y sólo se activa cuando existe peligro de verdad; un medidor de humedad en las macetas de las plantas; un detector que avisa de la presencia de gases nocivos en el aire, etc.
Éstas son sólo algunas de las funciones que puede acometer un sensor novedoso, fabricado recientemente en los laboratorios alemanes de Siemens. No necesita pilas ni cables de alimentación y puede instalarse fácilmente en cualquier sitio (desde una olla rápida a los neumáticos de nuestro coche) poniéndolo en contacto con el objeto que se quiera controlar, lo que lo convierte en único en el mundo.
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“Todo nació a partir de una serie de experimentos para desarrollar interruptores para la luz sin hilos ni baterías así como termostatos capaces de detectar a distancia la temperatura de los cuerpos u objetos, y transmitiendo después los datos a un lector de ondas de radio”, explica Wolf-Eckhart Bulst, el físico que dirige el equipo que ha puesto a punto el ingenio.
La misión era complicada ya que hasta entonces los dispositivos más habituales funcionaban por baterías. Sin embargo, la nueva y revolucionaria tecnología de los investigadores alemanes permite fabricar sensores capaces de obtener energía a través de la acción misma que se efectúan, sin importar que ésta sea tan irrisoria como medir una mínima variación de temperatura o de presión.
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Otro problema estaba relacionado con la distinción de las señales. Funcionando con frecuencias de radio, los sensores encargados de transmitir varios datos confundían a los lectores que no eran capaces de interpretar de forma clara y separada las señales relativas a acciones diferentes.
Es la misma situación que la de un ganadero que para controlar sus vacas cuelga del cuello de cada una un cencerro con sonido diferente. El cencerro funciona solamente por la energía que produce el movimiento de la vaca cuando come.
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De esta forma, según los diferentes sonidos, el granjero puede saber lo que está haciendo cada uno de sus animales. Un oído fino le permitirá saber a qué distancia se encuentran y con la práctica apreciará posibles variaciones de dicho sonido y deducirá, por ejemplo, la temperatura y la humedad del lugar donde se encuentra la vaca.
Este invento es una especie de “cencerro electrónico” que en lugar de badajo tiene dos medidores de temperatura y presión y que sustituye al granjero por una antena de recepción capaz de escuchar a millones de vacas.
Ese hipotético control de las vacas se cambia por la monitorización de objetos en movimiento (puertas que se abren o cierran, ventanas, cajas fuertes), variaciones del estado físico de los objetos (temperatura de los electrodomésticos, de alimentos congelados o en cocción) e incluso modificaciones en el ambiente (concentración de gases en el aire). Existen infinitas aplicaciones del microsensor inventado.
Al no necesitar pilas que se agoten, ni piezas mecánicas que se deterioren, la duración del sensor es teóricamente ilimitada. Autónomo, minúsculo y ecológico el censor emite ondas un millón de veces menos potentes que un teléfono móvil.
Es pequeñísimo, funciona sin pilas, se puede colocar en cualquier sitio y tiene bajo control los objetos del mundo que nos rodea: desde la comida que está en el fuego a los neumáticos de los automóviles
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