Con la Provincia en emergencia, Mercedes podría redefinir su presupuesto: el nuevo escenario que impone Kicillof

La aprobación exprés de la emergencia económica bonaerense no es un hecho aislado ni un movimiento meramente provincial. Llega en el momento más sensible del calendario de los 135 municipios: el período en el que cada intendencia negocia el presupuesto del año siguiente y discute su ordenanza fiscal e impositiva. Para Mercedes, que atraviesa ese mismo proceso, el nuevo régimen marca un límite claro. Desde ahora, cualquier decisión local deberá tomarse en un terreno donde la Provincia tiene más herramientas para ajustar, intervenir y condicionar variables que antes debían pasar por la Legislatura.

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La cuestión no es técnica: es política y operativa. En un contexto sin emergencia, la discusión del presupuesto municipal se desarrolla con ciertas certezas. Los intendentes conocen la proyección de coparticipación, esperan fondos afectados, anticipan asistencias provinciales y planifican obras en conjunto con el Ejecutivo bonaerense. Con la emergencia en marcha, ese mapa deja de ser estable. La Provincia podrá reasignar partidas, postergar giros o acelerar desembolsos sin el mismo nivel de control legislativo. Y en un municipio como Mercedes, donde cada punto de la coparticipación y cada convenio de obra inciden de manera directa en la programación del gasto, ese cambio altera la ecuación.
El impacto también llega al terreno tributario. Mientras Mercedes discute su ordenanza fiscal e impositiva para el próximo año, la Provincia queda habilitada a modificar tributos como Ingresos Brutos, Inmobiliario o Automotor, que influyen en el nivel de actividad económica local y, por extensión, en la recaudación municipal. Una suba provincial, por ejemplo, puede retraer el consumo o elevar costos; una baja puede mejorar la actividad pero reducir la previsión de ingresos indirectos. La incertidumbre sobre posibles decisiones impositivas provinciales obliga al municipio a elaborar un presupuesto sin saber con precisión cuál será el escenario tributario que regirá durante el año.

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La “cancha marcada” no es una metáfora. En la práctica, la emergencia instala un orden de prioridades decidido por la Provincia y obliga a los municipios a acomodarse a ese esquema. Obras proyectadas pueden avanzar o detenerse dependiendo de criterios que ya no necesitarán consensos legislativos. Programas que dependen de financiamiento provincial podrán ser revisados bajo el paraguas de la emergencia. La negociación que cada intendencia desarrolla año tras año pasa ahora por un filtro más rígido: la disponibilidad efectiva de fondos provinciales quedará sujeta a decisiones que el Ejecutivo podrá tomar con procedimiento simplificado.
En Mercedes, donde el presupuesto municipal suele equilibrar recursos propios con aportes provinciales —especialmente en áreas como seguridad, infraestructura y políticas sociales—, la emergencia introduce mayor dependencia política y financiera. Al discutir su presupuesto local, el Ejecutivo municipal deberá operar bajo un escenario en el que la Provincia administra con más discrecionalidad los flujos de dinero. La posibilidad de prever inversiones, sostener programas o garantizar aumentos salariales se vuelve más incierta cuando la principal fuente externa de recursos puede modificar sus prioridades sin tiempos legislativos.

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La dimensión política también se reconfigura. La emergencia no sólo altera lo económico: fija las reglas del juego para 2025 y 2026. Los municipios deberán redoblar la negociación, no con la Legislatura provincial, sino directamente con el Ejecutivo bonaerense. Las gestiones locales necesitarán más diálogo —y más alineamiento— para asegurar continuidad de obras y financiamiento. Para Mercedes, implica que cada decisión municipal se dará sobre un tablero donde la Provincia tiene más capacidad de condicionamiento que en años anteriores.
En síntesis, la emergencia económica provincial llega justo cuando Mercedes discute su propio presupuesto y sus impuestos, y ese cruce no es casual ni menor. La norma sancionada de madrugada redefine el vínculo fiscal entre Provincia y municipios y obliga a todos a recalibrar sus expectativas. En este nuevo escenario, la Provincia no solo administra recursos: también ordena prioridades. Y para Mercedes, como para el resto de las ciudades bonaerenses, esa señal alcanza para comprender que el 2025 empezará con una cancha distinta, marcada desde arriba.

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