Una plaza inclusiva que nació del pedido de una vecina y se convirtió en símbolo de empatía

Un rincón de la ciudad de Mercedes acaba de transformarse en algo más que una plaza. En la esquina de calles 12 y 21 se inauguró El Patio, un espacio público pensado desde la diferencia, con el propósito de que todas las infancias —sin distinción— puedan disfrutar del juego como derecho y experiencia compartida. La propuesta, sin embargo, no surgió de un despacho técnico ni de un plan preestablecido, sino del impulso ciudadano: fue una vecina, Celina Fal, quien acercó la idea al intendente Juani Ustarroz. Esa chispa inicial encendió un trabajo articulado entre distintas áreas municipales que derivó en la concreción de un lugar que interpela desde su concepción misma.

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Durante el acto inaugural, Celina no ocultó su emoción. Reflexionó sobre una ausencia habitual: la de niños con discapacidades en los parques. Y no por falta de deseo, sino por la falta de condiciones adecuadas. “El juego es mucho más que entretenimiento”, afirmó, y explicó que se trata de un componente esencial en la construcción psíquica, emocional y social de toda persona. “Cuando no hay posibilidades de encuentro, todos pierden”, sostuvo. También planteó una visión que resonó entre los presentes: no se trata de agregar después lo que se omitió al inicio, sino de diseñar desde el comienzo con todos en mente. Construir desde la igualdad es sencillo, dijo, pero el verdadero desafío es construir desde la diferencia.

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El intendente Ustarroz, en sintonía con ese mensaje, destacó el valor de una propuesta nacida desde la comunidad y reafirmó la necesidad de fomentar una ciudadanía activa. Reconoció que no existía hasta ahora un espacio como este en la ciudad, y celebró que muchas áreas del municipio se hayan involucrado con compromiso. “La unidad en la diversidad para enfrentar la adversidad” es una frase que suele repetir, y que volvió a usar para referirse a este nuevo espacio, que definió como un lugar de encuentro y de humanización. También aludió al impacto de las pantallas en la vida cotidiana, y celebró que El Patio ofrezca una alternativa tangible para compartir al aire libre, sin dispositivos de por medio.

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Quienes asistieron al evento —entre ellos estudiantes, familias, docentes, funcionarios y autoridades del Concejo Deliberante— compartieron una sensación común: la de estar frente a un proyecto que representa más que una obra. Para la directora de Niñez y Adolescencia, Gabriela Olivella, fue una oportunidad para visibilizar derechos fundamentales, como el juego, y también para agradecer la iniciativa ciudadana que permitió materializar la plaza. Subrayó la colaboración entre las distintas dependencias municipales y el respaldo financiero de la Provincia, pero por sobre todo destacó la sensibilidad con la que se abordó la propuesta.
La plaza El Patio no es apenas un nuevo espacio en el mapa urbano. Es el resultado de una mirada que pone al ser humano en el centro, no como consigna, sino como principio rector. Y si bien se trata de una obra local, la experiencia tiene resonancia más amplia: demuestra que cuando la ciudadanía se involucra, y cuando los gobiernos escuchan, se pueden construir lugares que no excluyen, que no corrigen, que no ajustan después. Lugares que, desde el primer trazo, nacen para todos.


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