Para el Juez hay pruebas que comprometen a los sospechosos del Asesinato del Marido de Giorgina

No esperaba que se hiciera ningún reconocimiento porque jamás hubo testigos confiables del crimen; el único que vio cara a cara a los delincuentes es el propio Lecuna”, manifestó Quantín en declaraciones a radio La Red.
No obstante, el fiscal privilegió el hecho de que los detenidos fueron señalados por un testigo de identidad reservada que “los acusó y firmó en su contra, bajo penas de falso testimonio”.
Comentó que lo aportado por ese testigo fue corroborado y sostenido por pruebas halladas durante el allanamiento a viviendas de un asentamiento del partido bonaerense de San Martín, donde fueron arrestados los tres acusados.
“Hay circunstancias que son sospechosas, como por ejemplo la sevillana que podría ser el arma homicida, entre otros elementos secuestrados. Pero eso no quiere decir que las pruebas alcancen para llevar a los imputados a juicio y condenarlos”, reflexionó Quantín.
En otro tramo de la entrevista, consideró que la denominada “mafia de los taxis” debe combatirse con medidas “preventivas”, pero juzgó que esa tarea constituye “un dilema difícil de resolver” por cierta “resistencia” que se imprime desde diferentes sectores.
A modo de ejemplo, el fiscal mencionó sugerencias que le hizo a la Policía Federal, que esa fuerza “nunca” puso en práctica y aclaró que desconocía las causas de esa indiferencia.
Se trataba, en este caso, de un novedoso formato de denuncia que, completado por un policía, permitiría una descripción precisa del asalto y de los elementos robados. Hubo mucha resistencia para eso; en cuanto uno quiere encarar una cosa a fondo y trabajarla en equipo... Argentina es muy difícil. Yo se lo sugerí a la policía y la fuerza nunca lo hizo”, lamentó Quantín. Aseguró que “Buenos Aires tiene que ser desarmada” como puntapié inicial para combatir la violencia, pero reconoció que la policía “está atada de manos con ciertas leyes” porque sólo puede actuar después de que el delito sea cometido, e incluso con el riesgo de que la víctima ya haya sido asesinada.
Los policías tienen que seguir un taxi, esperar que los delincuentes levanten un pasajero, que lo asalten y quizá que lo maten para poder intervenir”, advirtió Quantín.
Sugirió que los taxis deberían llevar en el capot y en las puertas una combinación de tres números o letras pintada que permitiría al pasajero identificar al chofer en caso de asalto y a la policía localizar con facilidad al vehículo.
Esa podría ser una forma de terminar con las mafias pero, lamentablemente, los ritmos de los cuerpos legislativos son bastante lentos y, por eso, el proyecto podría llegar a implementarse el día que el transporte de taxis sea aéreo”, ironizó Quantín.

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