La importancia de lavarse las manos frente al coronavirus
La alarma suscitada por el coronavirus ha puesto de relieve la importancia que tiene lavarse las manos habitualmente, no solo para mantener unos hábitos mínimos de higiene, sino también para prevenir ciertas enfermedades de fácil transmisión originadas por virus y bacterias.
Con las manos lo tocamos todo, convirtiéndose en un agente de transmisión de primer orden, máxime si tenemos en cuenta que, a diferencia de las superficies y los objetos, se trata de una superficie calientes y húmeda, con restos de sudor y de descamaciones de la piel que actúan como un imán para todo tipo de microorganismos, incluso en lugares de apariencia inocua. La superficie de un teléfono móvil, por ejemplo, puede llegar a albergar 30 veces más bacterias que un inodoro.
Puede Interesarte:
¿El silo agrietado de Cores podría colapsar? ¿Qué dice una inteligencia artificial?
Al tocar cualquier cosa queda atrás la conocida 'huella microbiana', un rastro que contamina a la siguiente persona que tocamos, lo cual contribuye a multiplicar exponencialmente el potencial de los microorganismos. Por este motivo, cada vez que no nos lavamos las manos estamos potenciando la contaminación microbiana. Es como dar vía libre a un agente infeccioso para que campe a sus anchas sin encontrar barrera alguna.
Para acabar con los gérmenes debemos usar algo más que agua. En este caso, el mejor aliado es el jabón, un producto que nos ha ayudado a combatir de las enfermedades desde los tiempos del Antiguo Egipto y cuya receta ha cambiado poco desde entonces: una solución soluble al agua compuesta por la combinación de un álcali (un compuesto soluble producido a partir de metales alcalinos) con los ácidos del aceite u otro cuerpo graso. Al tocar algo, los gérmenes se adhieren a los aceites y las grasas de las manos, que no pueden desaparecer solo con agua. Sin embargo, al lavarnos con jabón, las moléculas de este componente actúan como una suerte de “mediador” entre el agua y el aceite. Al enjuagarnos, el aceite acoplado a los microorganismos acaba desapareciendo con ayuda del agua.
Puede Interesarte:
Peligro inminente por grieta en silo de Cores
Para deshacerse de todas esas grasas y microorganismos es necesario tomarse su tiempo y ser minucioso. Es necesario dedicarse al lavado de manos al menos durante 20 segundos, sin dejar ningún rincón de la piel sin fregar, con especial cuidado a las uñas, los nudillos y las separaciones entre los dedos.
Como explica Pall Thordarson, químico de la australiana Universidad New South Wales, a través de su cuenta oficial de Twitter, los virus están formados de material genético (ARN), unas proteínas externas que les sirven para anclarse a las células humanas (entre otras cosas) y una envoltura de grasa, una membrana que lo protege todo tanto y que ayuda al virus a propagarse e invadir nuevas células. “El jabón disuelve la membrana lipídica y el virus se desmorona como un castillo de naipes y “muere”, o más bien, deberíamos decir que se vuelve inactivo ya que los virus no están realmente vivos”. De hecho, según apunta el científico, los desinfectantes, geles, cremas... que contienen alcohol tienen efectos similares, pero en realidad no son tan buenos como el jabón normal. Esencialmente, como apunta Thordarson, “el jabón efectivamente “disuelve” el pegamento que mantiene unido al virus”.
Sigue las noticias de MercedesYA en Whatsapp