Señales en el HCD: la conducción radical se mostró en medio del conflicto impositivo

La última sesión del Concejo Deliberante de Mercedes dejó una imagen que encendió más preguntas que respuestas. Entre las bancas y el público, se pudo ver a Karina La Regina, presidente de la UCR local, junto a Inés Ghione, candidata radical en la última elección municipal. No es una postal habitual y, justamente por eso, despertó suspicacias inmediatas.
En la política local, estas presencias no suelen ser casuales. La conducción partidaria no suele bajar al recinto si no hay algo en juego. Y hoy, en el Concejo, lo que está en disputa no es menor: una ordenanza impositiva caída, un oficialismo sin los votos necesarios y una concejal radical ubicada en el centro de todas las miradas.

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Aida “Petty” Laporta quedó convertida en una pieza clave de la aritmética política. Su voto, o su ausencia, puede definir si el oficialismo logra destrabar el conflicto o queda definitivamente bloqueado sin concesiones a la oposición. En ese contexto, la presencia de la presidenta del partido y de una figura electoral fue leída como un mensaje directo, aunque silencioso.
En los pasillos del HCD la interpretación fue casi unánime: el radicalismo decidió “marcar la cancha”. Mostrar respaldo institucional, pero también dejar en claro que el voto no es individual ni librado a acuerdos personales. Es una forma de decir que el partido está mirando, siguiendo de cerca cada movimiento y cada señal.
¿Desconfianza hacia Laporta? Más que una ruptura, se percibe como una presión preventiva. Un recordatorio político de que el mandato no es personal, sino colectivo, y que responde a una fuerza que en 2023 la llevó al Concejo de la mano de Juntos. En un escenario tan fino, donde se habla de favores, contraprestaciones y pases de factura, la UCR eligió no correrse del centro de la escena.
La presencia de La Regina y Ghione también funciona como mensaje hacia afuera. Para el oficialismo, deja claro que cualquier intento de seducir un voto opositor no pasará inadvertido. Para el resto de la oposición, señala que el radicalismo no está dispuesto a quedar asociado a maniobras que contradigan su discurso público.
En Mercedes, cuando los partidos deciden sentarse en el recinto, no es para escuchar discursos ni pasar desapercibidos. Es para marcar límites. Y esta vez, el radicalismo eligió hacerlo sin micrófono, pero con una presencia que habló por sí sola.

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