Baja el desempleo, pero el mercado laboral sigue bajo presión y con alta informalidad

El índice de desocupación se ubicó en 6,6% durante el tercer trimestre del año, una mejora moderada frente al 6,9% registrado en igual período de 2024. El dato fue difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos y confirma una tendencia de leve recuperación del mercado laboral, aunque lejos de despejar los problemas estructurales del empleo en Argentina.

En términos absolutos, unas 1,4 millones de personas continúan sin trabajo pese a buscarlo activamente. La población económicamente activa alcanzó los 22,65 millones, con 21,3 millones de ocupados. El informe también reflejó un incremento tanto de la tasa de empleo, que pasó de 45% a 45,4%, como de la tasa de actividad, que subió a 48,6%, lo que indica una mayor participación de la población en el mercado laboral.

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La comparación con el segundo trimestre de 2025 arrojó señales algo más alentadoras. Según el Indec, el aumento de la actividad y del empleo, junto con la caída de la desocupación, resultó estadísticamente significativa. Sin embargo, el organismo advirtió que la mejora convive con una presión persistente sobre el mercado de trabajo.

Uno de los datos que matiza el optimismo es la subocupación. El 10,9% de la población económicamente activa trabaja menos de 35 horas semanales y desea hacerlo por más tiempo, lo que equivale a cerca de 2,46 millones de personas. A esto se suma el 16,1% de ocupados que buscan cambiar o ampliar su empleo. Considerando además a quienes están disponibles para trabajar aunque no busquen activamente, la presión total sobre el mercado laboral alcanzó el 28,7%, si bien este indicador mostró una baja tanto interanual como trimestral.

La calidad del empleo sigue siendo uno de los puntos más delicados. La mayoría de los ocupados son asalariados, pero dentro de ese grupo el 36,7% no cuenta con descuento jubilatorio, lo que el Indec clasifica como empleo informal. En conjunto, la informalidad laboral trepó al 43,3% de la población ocupada, con un aumento respecto del año anterior. La mayoría de los asalariados informales no realiza ningún tipo de aporte previsional, lo que refuerza la fragilidad del sistema.

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En cuanto a la intensidad laboral, el 57,6% de los ocupados fue considerado ocupado pleno, mientras que el 28,2% trabajó más de 45 horas semanales y quedó encuadrado como sobreocupado. El 11,6% se ubicó en la categoría de subocupados y un 2,6% no trabajó durante la semana de referencia.

El informe también expuso fuertes desigualdades regionales. El Gran Buenos Aires registró una desocupación del 6,8%, por encima del promedio nacional, con una marcada brecha entre la Ciudad de Buenos Aires, que mostró un 3,9%, y los partidos del conurbano, donde el índice ascendió a 7,6%. La región Pampeana presentó una de las tasas más elevadas, con picos en Gran Rosario y Gran La Plata.

En el Noreste, la desocupación fue del 6,4%, aunque Gran Resistencia alcanzó el valor más alto del país con 9,7%. En contraste, Formosa exhibió uno de los niveles más bajos. El Noroeste mostró una tasa regional de 4,7%, con Santiago del Estero–La Banda como el aglomerado con menor desempleo. Cuyo y la Patagonia se ubicaron en torno al 5%, aunque con fuertes contrastes internos.

De manera agregada, el Indec señaló que los aglomerados urbanos de mayor tamaño concentran mayores niveles de desocupación que las ciudades más pequeñas. Un dato que confirma que, pese a la leve mejora estadística, el mercado laboral argentino sigue tensionado y con desafíos profundos en materia de calidad del empleo e informalidad.