EL CARDENAL RATZINGER ELEGIDO PAPA CON EL NOMBRE DE BENEDICTO XVI
En sus primeras palabras dirigidas a los católicos que se habían reunido en la Plaza de San Pedro de El Vaticano, Benedicto XVI, el Papa número 265 de la historia de la Iglesia, se declaró “un simple y humilde trabajador en la viña del Señor”.
La elección del nuevo Papa se ha producido en el segundo día de cónclave, como sucedió en el que fue elegido Pío XII, hasta ahora el más breve celebrado en las últimas décadas.
Poco antes de las 16.00 hora local (14.00 GMT), la fumata blanca anunciaba que los 115 cardenales reunidos en el cónclave habían llegado a un acuerdo para elegir el sucesor de Juan Pablo II, muerto el sábado 2 de abril.
Minutos más tarde las campanas de El Vaticano confirmaban la elección del nuevo Papa, aunque el suspense acerca de su nombre se mantuvo aún hasta que apareció en el balcón de la Plaza de San Pedro el primer cardenal de los diáconos (el Protodiácono), el chileno Jorge Arturo Medina Estévez, y declaró el consabido: “Habemus Papam”.
A continuación, el Pontífice, con el rostro emocionado y cansado, salió al balcón y dijo que le consolaba saber que Dios “sabe trabajar”.
Benedicto XVI anunció que actuará con “instrumentos suficientes” para que pueda llevar adelante su Pontificado y añadió: “y sobre todo confío en vuestras plegarias”.
Luego tuvo un recuerdo para su antecesor, Juan Pablo II, del que fue durante años su brazo derecho.
Su primer encuentro con los romanos, del que pasa a ser su Obispo, duró pocos minutos, aunque fueron suficientes para que los católicos presentes en la Plaza de San Pedro lo aclamaran como “Benedicto, Benedicto”.
Antes de abandonar el balcón impartió la bendición Urbi et Orbi, a la ciudad de Roma y al mundo entero.
Inmediatamente después de conocerse la elección de Ratzinger, el mundo católico comenzó a celebrarlo y las campanas de las iglesias de muchas ciudades y países, como Jerusalén y Cuba, empezaron a repicar durante unos minutos para anunciar la noticia.
Ratzinger es el prelado alemán que representa la línea más dogmática de la Iglesia, con unas ideas que a menudo chocan con las corrientes liberales de su país de origen, donde se le ha llegado a acusar de inquisitorio.
El nombre de Ratzinger ha aparecido en todas las polémicas dentro de la Iglesia católica para frenar los intentos de reforma de sus colegas considerados más progresistas.
En Alemania, por ejemplo, su nombre va ligado al pulso que mantuvo el cardenal Karl Lehmann, presidente de la Conferencia Episcopal alemana, en torno al debate sobre el aborto.
“Ir contracorriente y resistir a los ídolos de la sociedad contemporánea forma parte de la misión de la Iglesia”, es una de sus máximas y en las meditaciones del último Viernes Santo consideró que el hombre actual no cree en nada y se deja arrastrar por un nuevo paganismo.
Ratzinger, nacido en la bávara Marktl, en la diócesis de Passau, en una familia tradicional de campesinos, participó como soldado del ejército alemán en los últimos meses de la II Guerra Mundial.
Entre 1946 y 1951 estudió filosofía y teología en la universidad de Múnich y en 1951 fue ordenado sacerdote.
A partir de su doctorado en 1953 asumió en distintas ciudades alemanas las respectivas cátedras de teología, centrando su enseñanza en el dogma y la teología fundamental.
Ratzinger era decano del consejo cardenalicio y prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio).
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