Nuevo cruce de Kirchner con el FMI por la deuda
El presidente Néstor Kirchner volvió a descartar ayer la posibilidad de reabrir el canje de la deuda, y criticó al Fondo Monetario Internacional (FMI) por exigir que se atienda a los acreedores que no aceptaron la propuesta oficial, mientras el organismo insistió en su postura de reclamar una alternativa para esos bonistas.
Como prolegómeno de la asamblea de primavera (boreal) que realizará este fin de semana en Washington, el FMI difundió un informe en torno a la economía mundial en el que instó a la Argentina a normalizar las relaciones con los acreedores privados, en línea con los reclamos de su titular, Rodrigo de Rato, de una estrategia realista para quienes no aceptaron el canje.
Pero a la presión del FMI se sumó ayer también la del Grupo de los Siete países más ricos del mundo (G-7), que en esa misma asamblea pedirá respuestas claras a la Argentina y al propio organismo, acerca de los pasos que se darán para atender a los bonistas que no adhirieron al canje, según revelaron desde el ministerio de Hacienda alemán.
“Hay que volver a pensar en el tema de los bonistas que no entraron en el canje”, señalaron las fuentes alemanas, mientras el propio Kirchner visita Berlín con una nutrida delegación de ministros, funcionarios y empresarios, precisamente para mejorar la imagen del país ante el mundo desarrollado.
El primer mandatario respondió en público al Fondo durante un encuentro con los argentinos residentes en Alemania: “Si la Argentina no hacía el canje no tenía ninguna viabilidad. El FMI inicialmente habló de un umbral lo más alto posible y ahora reclama el 100% de adhesión”, se quejó.
“El canje no se va a abrir. El proceso fue doloroso, nosotros no estafamos a nadie ni fuimos responsables del megacanje, ni fuimos los bancos que vendieron bonos sin decir lo que pasaba en la Argentina, como si fueran un imán de oro”, agregó Kirchner.
En esa línea, el canciller Rafael Bielsa negó que la Argentina vaya a suspender los pagos con el FMI si finalmente no se llega a un acuerdo con el organismo, y aseguró que no está en la filosofía oficial la ruptura unilateral de un compromiso con el organismo de crédito.
Bielsa recordó que es una regla de los canjes, no solamente el de la Argentina, que quienes no adhieren a el tienen un período de tres o cuatro años, período después del cual terminan solucionando sus acreencias, a veces por vía judicial, otras por la vía convencional.
“Siempre ha sido así, y me parece que en este caso va a ser exactamente igual. Argentina no va a reabrir el canje y quienes hayan quedado afuera podrán recurrir a los tribunales y, finalmente, terminarán obteniendo algún reconocimiento a sus acreencias en los términos que se resuelva”, reiteró.
Desde la vereda de enfrente, uno de los máximos directivos del Fondo, el italiano Pier Carlo Padoan, advirtió que si Argentina no reabre las negociaciones con sus acreedores en buena fe, el FMI no será capaz de reabrir los préstamos al gobierno de Buenos Aires.
Objetivo oficial
El gobierno apunta a conseguir un acuerdo de refinanciación para los vencimientos por más de 4.400 millones de dólares, que operan hasta fin de año con los organismos multilaterales, pero tampoco descarta dejar de pagarlos si ese entendimiento se traba desde Washington.
El vocero del Fondo, Thomas Dawson, ya había aclarado la semana pasada que cualquier esquema de financiación para la Argentina se diagramará según su política de préstamos a países en cesación de pagos, pese al 76,15% de adhesión que cosechó el canje en todo el mundo.
Ante un grupo de importantes empresarios teutones, Kirchner habló de la reciente culminación de la reestructuración de la deuda pública, y remarcó que el Ejecutivo realizó pagos netos de capital e intereses a organismos multilaterales cercanos a los 10.000 millones de dólares entre el 2002 y el 2004.
“La propuesta de reestructuración de deuda que la Argentina ha hecho es la única compatible con un horizonte donde el país cumpla con los acreedores, sin ahogar la recuperación de la actividad económica ni desatender las necesidades sociales”, insistió el mandatario.
En el informe semestral del FMI difundido ayer, además de la alusión a los acreedores, se estima que Argentina crecerá un 6% este año y un 3,6% el año próximo, después de haber registrado expansiones de 8,8% en 2003 y 9% en 2004.
Los técnicos adjudican esa proyectada desaceleración del crecimiento a la falta de aumentos en las tarifas de servicios públicos --otra de sus exigencias centrales-- y a las dificultades del país para acceder al crédito internacional.
Sigue las noticias de MercedesYA en Whatsapp