Munarriz no logró el envión esperado: renueva banca, pero la jugada quedó corta en Mercedes

Con el cierre de la jornada, el balance político dejó una lectura nítida: el pase de Munarriz desde el PRO, junto a sus entonces compañeros de bancada Gustavo Mangoni y Evangelina Cabral, no se tradujo en el caudal de votos que su espacio proyectaba. En campaña intentó abrochar el discurso de “las ideas de la libertad”, pero el mensaje no terminó de cuajar en un electorado que, a juzgar por los guarismos, la percibió más cerca de una mudanza táctica que de una adhesión doctrinaria.

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La apuesta se sostenía en dos pilares: capitalizar la novedad de la marca libertaria y montar una estructura territorial apoyada en referentes conocidos. Ahí apareció Cabral, figura con ambiciones para disputar la intendencia en 2027, como sostén político de la lista. Sin embargo, la combinación no produjo el salto: la narrativa no perforó el techo y la logística no compensó el desfasaje entre discurso y percepción pública.

El resultado deja una fotografía ambivalente. Para Munarriz, el dato positivo es concreto: continuará en el Concejo Deliberante. Para Cabral, en cambio, se abre una etapa de definiciones. Con mandato que concluye en diciembre, su desafío será evitar la pérdida de centralidad en un tablero que premia resultados y castiga dudas. No es una condena al olvido, pero sí una advertencia: sin una reconstrucción rápida de liderazgo y propuesta, la agenda puede correrse hacia otros nombres.

La derrota relativa también impacta en la interna opositora. El reordenamiento que pretendía LLA en Mercedes tendrá que esperar, mientras el oficialismo capitaliza la ventaja de una campaña apoyada en gestión y territorio. En ese contexto, el bloque que integra Munarriz deberá decidir si actúa como minoría combativa con identidad definida o si opta por un perfil negociador que le permita incidir en temas sensibles del Concejo.

Queda una lección para la próxima vuelta: los cambios de vereda solo funcionan cuando se acompañan de relato consistente, equipo alineado y resultados que lo respalden. Munarriz preservó un asiento, pero no logró imponer el clivaje que buscaba. Cabral, con el reloj de su mandato en cuenta regresiva, tendrá que demostrar que su nombre sigue pesando fuera del recinto y que su proyecto para 2027 no se diluye con el correr de los meses.