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Eficacia, inmunidad y nuevas cepas: las claves de las vacunas que se aplican en Argentina

Tanto la Sputnik V, como la Covishield y la Sinopharm demostraron una eficacia cercana al 100 por ciento para prevenir la enfermedad grave y los fallecimientos, además de reducir entre 70 y 90 por ciento el riesgo de que las personas contagiadas desarrollen síntomas de la Covid-19.

Por Equipo de Redacción MercedesYA
Eficacia, inmunidad y nuevas cepas: las claves de las vacunas que se aplican en Argentina

Por Diego Otondo de TELAM.

Los recortes de los estudios de Fase 3 demostraron que la vacuna Sputnik V, desarrollada por el Centro Gamaleya, reduce la probabilidad de enfermedad sintomática en un 91%, y cerca del 100% la mortalidad y las formas graves que requieren hospitalización.

En el caso de Covishield - fabricada por un laboratorio indio con la fórmula de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford -, reduce entre el 70 y el 80% la enfermedad sintomática y cerca del 100% sus formas graves.

La Sinopharm, producida por el laboratorio estatal chino del mismo nombre, tiene una eficacia de 79,34% de acuerdo al primer análisis interino de los resultados del ensayo de Fase 3 y los participantes que recibieron dos dosis produjeron un alto nivel de anticuerpos contra el SARS CoV-2 a una tasa del 99,52%.

Numerosos estudios sobre los esquemas de vacunación mostraron que con la aplicación de la primera dosis se brinda protección muy alta frente a la enfermedad grave y la hospitalización y que evita las muertes, aunque la inmunidad sea inferior a la que se adquiere con las dos dosis.

Por este motivo, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) recomendó que se priorice la aplicación de la primera dosis a la mayor cantidad de personas posible entre la población de alto riesgo (mayores de 60), difiriendo la segunda dosis, ya que esa demora no afectaría significativamente la eficacia, ni supone riesgo alguno a la salud.

Por otra parte, un estudio del Conicet señaló que una sola dosis de la vacuna fabricada en Rusia genera anticuerpos específicos en el 94% de los vacunados a los 21 días de haber recibido la primera dosis y en el 100% de los inmunizados con las dos.

La Comisión Nacional de Inmunizaciones recomendó que se priorice la aplicación de la primera dosis a la mayor cantidad de personas posible entre la población de alto riesgo, difiriendo la segunda dosis
La infectóloga Gabriela Piovano explicó al respecto a Télam que “está bien” diferir la segunda dosis por la eficacia de las vacunas que se están aplicando en el país.

“Con la segunda dosis aumenta la eficacia, pero más que nada los anticuerpos”, explicó la especialista.

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Por su parte, Luis Cámera, médico clínico experto en geriatría y miembro del grupo que asesora al presidente Alberto Fernández, dijo que postergar la segunda dosis le parece “una estrategia válida para ganar tiempo”.

“Tenemos un fenómeno nuevo frente a la segunda ola de coronavirus que es un manejo del tiempo; cuanto más retrasemos la segunda ola más oportunidades tenemos de poder vacunar”, afirmó Cámera.

En el mismo sentido, el infectólogo Tomás Orduna, integrante del comité de expertos que asesora al Gobierno, afirmó que “con una dosis se recibe un estímulo inmunológico” y que lo que hace la segunda dosis, “sea a un mes o sea a cuatro meses, es disparar un aumento en la respuesta inmunológica”.

“Va a haber grupos control de testeo para ver cómo nos va y cómo ese grupo conforma anticuerpos y después todos van a recibir (la segunda dosis)”, añadió sobre la estrategia adoptada para la campaña de vacunación.

Las vacunas que se aplican en la Argentina no replican el virus SARS CoV-2 (utilizan un virus distinto y genéticamente modificado), por lo que no generan ningún riesgo de desarrollar la enfermedad.

En el caso de que un PCR confirme el coronavirus una vez que la persona se inmunizó, puede deberse a que fue inoculada durante el período de incubación de la enfermedad o que se infectó pocos días después, ya que la respuesta del sistema inmune completa demora hasta 28 días.

Piovano, que trabaja en el Hospital Muñiz, aclaró que, “cuando uno habla de 21 días, se habla de lo mínimo, no de lo máximo”. “Si vacunamos antes de los 21 días lo único que hacemos para el sistema inmunológico es darle más de lo mismo, porque ya está atacando al virus y ni siquiera actúa como vacuna”, detalló.

Con la vacuna Sinopharm apenas un 0,49% de las personas que la recibieron se enfermaron con coronavirus dos semanas después de aplicarse la primera dosis, un porcentaje que fue de 0,27% en el caso de Sputnik V y de 0,46% en el de Covishield, según un informe divulgado días atrás por el Ministerio de Salud.

En relación a la circulación de nuevas cepas de coronavirus en nuestro país como las de Río de Janeiro, Reino Unido, Manaos, todas las vacunas son eficaces, según los datos disponibles hasta el momento.

En ese sentido, Piovano afirmó que “las vacunas por ahora actúan bien contra estas cepas” pero advirtió: “El asunto es que, cuanto más tiempo esté circulando el virus, hay más posibilidades de que se forme una variante propia que se escape. Por lo tanto, hay que cortar lo antes posible la circulación comunitaria. Pueden seguir mutando, son más contagiosas”.

La infectóloga aclaró además que se está estudiando si la variante de Sudáfrica, que no se detectó en la Argentina, es reconocida por las vacunas.

El 99 por ciento de los eventos adversos de las vacunas contra el coronavirus son leves y esperados, se presentan con dolor en el sitio de aplicación, cefalea, fiebre baja, mialgias y la combinación de ellos.

Menos del 1 por ciento de los casos pueden presentar síntomas gastrointestinales, reacción alérgica en distintos grados y algunos otros eventos muy infrecuentes.

El coronavirus SARS-CoV-2 es trombogénico y hay otros factores que pueden causar trombosis, por lo que hay que investigar si en el caso de desarrollarla se debe a la vacuna o a otras causas.

“La trombosis es el origen de los cuadros de infarto e infarto cerebral y desde este punto de vista tiene una alta prevalencia en la población y los que se vacunaron son millones de personas entre las que hay algunas con riesgo de trombosis”, puntualizó la infectóloga del Muñiz.

Y agregó: “En relación a la frecuencia de aparición de este fenómeno en los vacunados no hubo un aumento, proporcionalmente fue mucho menos”.

El Centro Gamaleya realizó un análisis de los eventos adversos durante los ensayos clínicos y en el transcurso de las inmunizaciones masivas con la Sputnik V y se demostró que “no hubo casos de trombosis del seno venoso cerebral”.

Los eventos bajo evaluación son muy raros, con cifras bajas entre los casi 200 millones de personas que recibieron la vacuna AstraZeneca en todo el mundo, y los beneficios superan cualquier riesgo de efectos secundarios en relación con la vacuna, según la OMS.

Al respecto, investigadores de la Universidad de Oxford encontraron que el peligro de sufrir trombosis venosa cerebral (TVC) después de contraer el coronavirus es alrededor de cien veces superior que por los efectos de la vacunación.

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