COLAPSARON LAS LINEAS DE TELEFONIA MOVIL
El día del amigo fue la peor jornada para la telefonía celular en el país. Los millones de usuarios argentinos que intentaron comunicarse ese día -por voz o mensajes de texto- sufrieron demoras o nunca lo lograron.
Mientras las empresas siguen distorsionando la relación entre líneas móviles y estructura de soporte, los usuarios padecen los efectos cada vez que intentan comunicarse por los modernos aparatos o simplemente enviar un mensaje de texto.
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Pero además, los servicios gratuitos, como atención al cliente (*111) o el asterisco 151 para los que quieren cargar crédito en su línea, raramente funcionan.
El cuadro de desprotección se completa con la inacción de los organismos de control que no cumplen su rol de fiscalizar la calidad de las prestaciones. Ni la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), ni la Secretaría de Comunicaciones de la Nación tomaron aún medidas contundentes para proteger al eslabón más débil de la cadena: los 16 millones de usuarios de telefonía que existen en el país.
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“Insisto en que hay un acuerdo tácito entre el Gobierno Nacional y las empresas para que no haya aumento de tarifas a cambio de no exigir calidad en las prestaciones”, remarcó Guillermo Durand Cornejo, presidente de Codelco. Si la opinión es correcta, la desprotección de los usuarios sería máxima.
El problema de las comunicaciones a través de los celulares no es algo nuevo, y se agudizó a partir de octubre del año pasado, cuando salieron al mercado terminales de bajo costo y promociones de dos aparatos a $ 200. Desde ese momento -ya pasaron 10 meses- las empresas masificaron el servicio pero quedaron con la raquítica estructura que no soporta el peso de la demanda.
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El resultado más visible se percibió el miércoles: las líneas colapsaron y muchos recordaron la época en que Entel operaba la red de telefonía fija. Desde las empresas remarcan que esos días en todo el mundo ocurren congestiones, pero lo cierto es que aquí, durante esos días se agudiza una situación que subsiste el resto del año.
Lo curioso es que los usuarios siguen adquiriendo nuevas líneas sabiendo las dificultades que les esperan por delante. “El precio tiene mucho que ver en esto, porque las empresas venden aparatos al costo o incluso por debajo, para captar clientes y activar nuevas líneas. Ahí está el verdadero negocio de las compañías”, indicó un vendedor salteño ayer.
Es que los usuarios se quejan porque las llamadas se cortan en medio de la conversación y hay que volver a marcar, y volver a pagar. Cuando llaman nuevamente la línea da ocupado aunque no lo esté, o termina ingresando al buzón de voz, y vuelve a pagar.
Ante la falta de comunicación, la persona decide enviar un mensaje de texto que terminará en algún lugar, pero no llegará nunca a su interlocutor. Al final, terminan cobrándole varias veces por algo que no recibió.
El problema, varias veces expuesto, es que la relación entre infraestructura y demanda está desbalanceada. Hay unas 16 millones de líneas móviles y capacidad para operar óptimamente 10 millones. Esto está llevando al servicio a una mayor deficiencia porque el peso crece de un solo lado.
Cada día se venden miles de líneas en el país, pero las inversiones en los últimos meses son muy pocas. Para revertir esto hay solo dos caminos posibles: se incrementa la infraestructura mediante un fuerte plan de inversiones de las empresas o se dejan de vender terminales para que el servicio no siga empeorando.
Para ello deberían tener una fuerte presencia los organismos de control que son responsables de exigir a las empresas -Movistar, Personal y CTI- que cumplan con los niveles adecuados de calidad.
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