Autos vs. motos: ¿una grieta alimentada desde el municipio?
La analogía con “la grieta” es casi perfecta. O tal vez no se trate de una analogía, sino de una manifestación de la grieta misma.
De un lado de la grieta están los que, según opinan los del otro lado, son ricachones y pudientes porque tuvieron la posibilidad de acceder a un automóvil. Los llaman “los enlatados”. Del otro lado, los motociclistas, que según describen los enlatados, son personas que se manejan con mucha informalidad a la hora de conducir sus motos, sin tener demasiado en cuenta las leyes de transito. Los llaman “los loquitos que andan en moto” (sic). Como está planteada la cosa, parece que será complicada la reconciliación.
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Y en el medio de la grieta está el municipio. El arbitro. El Estado. El que está encargado de que la cosa fluya, que los vehículos circulen por la ciudad “amablemente”, con saludos tal vez desde un vehículo al otro cuando se encuentran en una encrucijada. ¿Una utopía? Mercedes era así hasta no hace tanto. Todos sabemos que la vida hoy es más veloz. Pero ¿necesita ser tan veloz? No podemos hacer alguna excepción cuando nos subimos a nuestros vehículos?
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El municipio es el responsable de evaluar la aptitud de los conductores y otorgar en consecuencia los registros de conducir. Además, de sancionar a los conductores que, no importa el vehiculo que conduzcan, se aparten de las leyes de tránsito. ¿Pero lo hace?
La realidad dice que el gobierno local no ha podido, no ha sabido, o no ha querido hacer mucho para evitar los 3 o 4 accidentes diarios que se dan en la ciudad entre autos y motos. Si, 3 o 4, o más, donde intervienen un auto y una moto. El choque “típico” de las esquinas mercedinas que ya atenta con transformarse en parte de la identidad de nuestra ciudad, donde a la Fiesta Nacional del Salame y a la del Durazno deberemos agregar la del “Choque”. Seguramente sería una fiesta muy convocante donde los turistas podrían venir a ver en una pista central en el Martín Rodríguez, como los mercedinos nos rompemos la cabeza entre nosotros. A la salida de la misma seguramente comentarían: - “¿Viste como chocan entre ellos?” - “ ¿Y que pretendías? Si son salames, medio duraznos”.
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Para el municipio todo esto no es una novedad. No es ajeno a esta problemática. Conoce los números. Sobre todo ahora que tienen un sistema nuevo de estadística donde dicen volcar toda la información. Un mapa que les indica donde deberían actuar con mayor incidencia, como para empezar por algún lado. ¿Pero, de nuevo, lo hace?
La política del municipio hasta el momento ha sido regalar televisores. Algunos graciosos comentan en las mesas de café que es para poder ver los accidentes desde la comodidad del hogar.
Ahora parece que regala cascos si uno contesta bien a una trivia que debería conocer al dedillo si pudo aprobar el examen para obtener el registro de conducir. Uno por semana. Se estima que para el año 3019 todos los mercedinos tendremos uno. Pero ¿controlar? Bueno, eso va en contra de la grieta, y el gobierno municipal pareciera que necesita mantener la grieta. “Porque controlar es pianta votos, vistess?” dicen algunos vecinos. “Y los que deberían usar casco, están del lado de la grieta que les interesa”, acotan otros.
Una ciudad donde el sistema de transporte público es casi inexistente, con garitas nuevas pero a las que arriban pocos colectivos, necesariamente promueve a que sus habitantes busquen soluciones alternativas (algunos llaman a esta situación ausencia del estado). Y ahí salimos todos a buscar como movernos por las empedradas calles de la ciudad.
Algunos “suertudos” pueden acceder al auto, otros a la moto, y otros a la bici. Estos últimos en franco período de extinción dada la creciente peligrosidad que ofrece el tránsito mercedino.
¿Ahora, por qué no controlara el municipio? ¿Será que por el signo político del actual intendente se resistan a tener que explicar que “la derecha tiene prioridad”? No. Sería demasiado absurdo. ¿O será que prefieren que siga la pelea “auto-moto” porque es una buena manera de alimentar el conflicto entre los que tienen más y los que tienen menos? De ser así, sería otro absurdo de proporciones gigantescas.
Pero algunos indicios indican que lo absurdo podría ser cierto. Pareciera que el municipio no trata de igual manera las infracciones de tránsito cuando se trata de un auto o de una moto. Cómo ejemplo vale solo mencionar cuantas infracciones hay por día por mal estacionamiento de automóviles y cuantas por falta de uso de casco. Cuantos autos mal estacionados y cuantas cabezas con la cabellera al viento. ¿Será que el direccionamiento de la sanción, o no sanción, tiene un sesgo ideológico? ¿No somos todos iguales ante la ley?
Mientras tanto los mercedinos seguimos rompiéndonos la cabeza o rompiendo la cabeza de alguno, según sea lo “suertudo” que uno haya sido en la vida, en las esquinas, para luego discutir por las redes sociales si tiene prioridad el de la derecha o el de menor porte, si está bien no usar casco porque “no lo puedo comprar” culpa de Macri gato, o si no está tan mal dejar el auto frente a una rampa para discapacitados porque “solo bajé por 5 minutos”.
Una grieta dentro de “la grieta” que lejos de cerrarse pareciera retroalimentarse. Una cuestión que exige una toma de conciencia de todos quienes nos subimos a un vehículo, pero de la que el municipio tiene la mayor responsabilidad.
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