Argentina bajo la sombra de una presión tributaria asfixiante
Desde el Centro de Estudios Tributarios de la Universidad Austral, se destaca la constante presión tributaria en Argentina, alimentada por aumentos permanentes en impuestos que se presentaban como temporales, y reducciones temporales que se suponían permanentes. Desde la crisis del 2001, el país se ha mantenido en niveles de carga impositiva del 25% al 30%, superando a los países emergentes que nunca han excedido el 23%. Aunque el gobierno de Alberto Fernández experimentó una ligera disminución en la presión tributaria, esto se debió principalmente a medidas coyunturales. Sin embargo, la falta de liquidación de exportaciones y los cambios en el impuesto a las ganancias antes de las elecciones alteraron la dinámica de la presión tributaria en el último año de su mandato.
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Los investigadores de la Facultad de Ciencias Empresariales de la UA destacan que los cuatro impuestos principales que más recaudan se han mantenido sin cambios desde 2009, representando el 81% de la recaudación total para 2023. A pesar de una abrupta caída en los derechos de exportación en dicho año, el impuesto PAIS duplicó su peso en la recaudación, gracias a un incremento nominal del 324%. Además, en el 2023, el impuesto a las ganancias cayó al cuarto lugar en importancia, detrás de aportes y contribuciones e impuestos provinciales.
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La dinámica del mercado laboral y los cambios en el impuesto a las ganancias fueron los factores determinantes en esta reorganización. Si se suman los bienes personales a este podio, se abarca el 83% de la recaudación total para 2023. Y agregando tres de los impuestos más distorsivos del sistema tributario, como el impuesto al cheque, impuesto PAIS y retenciones a las exportaciones, se alcanza el 94% de la recaudación con tan solo 8 tributos.
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A pesar de la disminución circunstancial de la presión tributaria al final del gobierno de Alberto Fernández, los investigadores observan un patrón persistente de elevada carga impositiva. En los últimos 14 años, no se han registrado cambios significativos que contribuyeran a hacer el sistema tributario más progresivo, sino más bien modificaciones coyunturales con objetivos puramente recaudatorios.
El indicador que relaciona la recaudación de impuestos con el gasto social muestra que Argentina recauda regresivamente un 60% por cada unidad destinada a gastos sociales, similar a otros países de América Latina y emergentes. Esto contrasta con los países avanzados, que presentan una recaudación regresiva del 40% por cada unidad de gasto social.
La inflación elevada agrava aún más el carácter regresivo del sistema tributario argentino. En 2022, el impuesto inflacionario alcanzó su valor más alto, profundizando la discrepancia entre quienes reciben el gasto del Estado y quienes lo financian. Además, la inflación parece estar siendo utilizada como un mecanismo de ajuste fiscal en los primeros meses del nuevo gobierno, aumentando la recaudación mientras se diluye el gasto público.
Finalmente, otro indicador relevante de la complejidad del sistema tributario argentino es el alto costo de recaudación para la administración tributaria. Según datos de la International Survey on Revenue Administration (ISORA), Argentina presenta el tercer costo más alto de la región, con un 1,1% como porcentaje de la recaudación neta, por encima del promedio latinoamericano.
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