Un nuevo espacio busca revitalizar el radicalismo en tiempos de polarización

En un contexto político marcado por la polarización, un conjunto de afiliados a la Unión Cívica Radical presentó públicamente el Centro Radical 1983, una iniciativa que busca recuperar el sentido original del partido y generar un ámbito de reflexión interna, con apertura y pluralidad. El nombre remite al año de la recuperación democrática, como forma de honrar una etapa histórica que consideran ejemplar para el radicalismo y para el país.
Los impulsores del espacio advierten sobre el avance de discursos de derecha que desacreditan la política, erosionan el valor de lo público y promueven el rechazo a la diversidad. Frente a esa tendencia, consideran urgente reafirmar los principios que dieron origen al partido y proyectarlos en el presente con vocación transformadora. Sin embargo, también expresan un firme distanciamiento del populismo kirchnerista, al que cuestionan por su uso discrecional del Estado y por generar, a su juicio, las condiciones para la emergencia de estas nuevas corrientes conservadoras.

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La propuesta, subrayan, no apunta a la confrontación interna ni a la construcción de estructuras paralelas, sino a fortalecer al radicalismo desde una práctica política basada en el diálogo, la escucha y la participación horizontal. El Centro se organiza sin jerarquías rígidas ni liderazgos definidos, apostando a una dinámica flexible que será determinada colectivamente por sus participantes.
Entre sus objetivos centrales figura la recuperación de valores fundantes del partido como la educación pública, entendida como herramienta de igualación social, y la defensa de un Estado republicano que garantice derechos y libertades. También reivindican la solidaridad como pilar del pacto democrático y la idea de comunidad como contrapeso al individualismo que, según señalan, domina muchas expresiones políticas actuales.
El Centro Radical 1983 se presenta como una plataforma para el debate de ideas, el análisis crítico de las prácticas partidarias y el fortalecimiento de una identidad radical comprometida con la democracia, la justicia social y el pluralismo. Sus integrantes sostienen que la política sigue siendo la vía más eficaz para transformar la realidad, y que los partidos democráticos deben asumir un rol activo ante el descreimiento y la fragmentación que atraviesan a la sociedad.

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Entre quienes suscriben a esta iniciativa figuran Javier Etchart, Sofía Marino, Micaela Gallo, Anaclara Díaz, Gonzalo Herrera, Lorena Marino, Lucas Santilli, Juan Martín Guaycamburu, Guillermo San Martín, Juan Portesi, Oscar Valerga, María Amelia Carranza, Carlos Caloni, Enrique Sánchez, Fernando Bustos Berrondo y Débora Lacasa. Son afiliados de distintas generaciones y trayectorias, convencidos de que el partido debe reconectar con sus mejores tradiciones y proyectarlas hacia el futuro.
En esa línea, evocan a figuras como Hipólito Yrigoyen, Marcelo T. de Alvear, Arturo Illia y Raúl Alfonsín como referentes éticos y políticos cuya gestión marcó un rumbo del que no habría que apartarse. Finalmente, hacen un llamado a construir puentes con otros sectores del pensamiento democrático que compartan una visión republicana, con sensibilidad social y respeto por la diversidad. Aseguran que no se trata de mirar hacia atrás con nostalgia, sino de retomar un legado que consideran vital para reconstruir la confianza en la política como herramienta de transformación.

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