Más que un adorno: la historia oculta del moño en la lencería
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El moño en la ropa interior no es solo un toque coqueto o decorativo. Su origen se remonta a tiempos en que las prendas no contaban con elásticos y debían ajustarse mediante cintas o cordones. Estas cintas se ataban al frente, y para asegurar el nudo, se añadía un pequeño lazo que luego evolucionó en el conocido moño. Si bien hoy en día ya no es necesario para mantener la prenda en su lugar, el detalle se mantuvo, ganando un lugar en la moda íntima.
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Además, en épocas donde la iluminación artificial no era común, el moño cumplía una función práctica: ayudar a identificar rápidamente el frente de la prenda al vestirse en la oscuridad. Esta sencilla solución facilitaba la rutina diaria y evitaba confusiones.
Con el tiempo, el moño se transformó en un símbolo de delicadeza y feminidad, incorporado a la estética de la lencería como un elemento clásico. Aunque ya no cumple la función original, se ha convertido en un detalle que las marcas de ropa interior mantienen por tradición, asociándolo a una imagen romántica y elegante.
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