EXPLOSION DE PIQUES DE PEJERREY EN CORONEL GRANADA
Y como sólo hay que recorrer 390 kilómetros para lograr buenos pejerreyes, esta vez para realizar el relevamiento decidimos hacerlo junto a un gran grupo de amigos. Fue así que la noche del viernes 1º, pese a la gran tormenta, la gente de “Maxera Pesca” pasó a buscarnos en Castelar por “Safari” y pusimos rumbo a la pesca. La fuerte lluvia nos acompañó gran parte del camino, pero cerca de Junín todo cambió, y cuando paramos a desayunar en el parador del kilómetro 255, un cielo completamente estrellado nos dio la bienvenida.
Como aún era de noche, las vueltas de café con leche y medialunas se prolongaron por largo rato, mientras todos hablábamos e imaginábamos los peces que íbamos a capturar. Recién cuando comenzó a despuntar el día reanudamos la marcha para recorrer él ultimo tramo que todavía nos faltaba para llegar al pesquero, arribando al mismo en el momento en que el sol comenzaba a asomarse en el horizonte.
Para alegría de los choferes, el camino de ingreso al muelle estaba en perfectas condiciones, así que detuvieron el micro muy cerca de los botes, donde rápidamente se acercaron los empleados del lugar para ayudar a bajar cosas y organizar la partida de los aficionados.
Estábamos fotografiando ese gran movimiento de pescadores en el embarcadero, cuando llegó Meoni y después de los saludos y la bienvenida nos sugirió esperar un poco para salir, ya que según los guías que trabajan en el lugar, los piques se estaban dando más tarde. Tiempo que aprovechamos para preparar los equipos (ver tema aparte) y vituallas en tierra firme. Recién cuando partieron todos, llegó nuestro turno de soltar amarras para poner rumbo a la pesca.
Como en esta salida nos acompañaba el guía Jorge, le dejamos a él la “responsabilidad” de elegir la zona de los intentos y, tal cual lo imaginamos, al salir del canal del embarcadero giró a la izquierda para navegar derecho hasta los desbordes, en el fondo de la laguna muy cerca de donde se divisa un molino; faltaría un centenar de metros para llegar a la costa, cuando los borbollones comenzaron a marcarse por todos lados, rápidamente detuvimos el motor y nos desplazamos los últimos metros a remo para finalmente detenernos donde sólo había 40 centímetros de agua.
Una vez anclada la embarcación, con una laguna completamente planchada, comenzamos los lances y como no había viento de ningún sector las líneas de flote con boyas de madera balsa “El Fin” y sin puntero no volaban más allá de los 30 metros, pero esto no fue ningún impedimento para que comenzáramos a tener un pique tras otro. Mientras pescábamos, observábamos mucha actividad a flor de agua, por lo que achicamos aun más las brazoladas cosa de no tentar a los bagres, debido a la poca profundidad del sector. Por suerte entre tantos pejerreyes se prendió un gran dientudo, el cual Jorge rápidamente fileteó en generosas tiritas para encarnar en los flamantes anzuelos “Mustad Ultra Point” junto a las mojarras y así poder, con un clásico sandwichito, tentar a los grandes.
No pasaron más que un par de minutos con estos cebos en el agua, cuando nuestro guía prendió el primer pez que superó los 40 centímetros. Estaba yo fotografiando esta captura, cuando “La Flaca” cañó firme la “Tiny Pro” para tensar el multifilamento y a lo lejos la línea desapareció entre una explosión de agua y espuma. Cuando comenzó a recoger ya sabíamos que era uno de los grandes, pues dos cosas se destacaban en esta captura: primero la forma de tirar, y luego que el ruido que producían los coletazos en el agua para tratar de zafar eran fuertes y profundos, pero por más que luchó tuvo que rendirse ante la pericia de la pescadora.
Todas las capturas que levantamos hasta que nos detuvimos a almorzar pasaban ampliamente la medida, viviendo un verdadero festival de piques, ya que hacia donde nos moviéramos en la laguna, esta estallaba en borbollones.
Luego de un impasse para reponer energías, volvimos a embarcarnos para nuestro segundo intento del día, pero esta vez cuando salimos del canal, giramos hacia la derecha del pesquero. En realidad esta vez navegamos muy poco, ya que elegimos como sector para pescar: un gran desborde de muy poca profundidad con forma de bahía a unos 400 metros del complejo, y en las dos horas de pesca que aún nos quedaban, levantamos otros lindos 31 pejerreyes. Fue un excelente cierre de jornada, ya que hasta el guía se asombró por la cantidad de capturas de buen tamaño que lográbamos en este lugar, porque a este sector él no le tenía mucha fe, pero que a nosotros nos sirvió para comprobar el buen “Piso” de peces con que hoy cuenta la laguna.
Volvimos al pesquero y lentamente también lo fueron haciendo los demás integrantes de esta salida, en todos se reflejaban los muy buenos momentos vividos, y con un poco de nostalgia llegó el momento de decirle hasta luego a la laguna, ya de regreso hicimos un alto en el camino para cenar de primera en el “Parador 255”. Crónica Pesca le agradece a Carlos, Maxera, Meoni y a todos los que compartieron esta salida los muy buenos momentos que vivimos.
Sigue las noticias de MercedesYA en Whatsapp