El ingreso mensual de la mitad de los trabajadores no llega a los 190 dólares
En las últimas semanas, el Gobierno hizo hincapié en que ya comienzan a vislumbrarse los primeros síntomas reactivadores en la economía. Es más, el presidente Eduardo Duhalde se animó a poner fecha para festejar el fin del largo período recesivo que afecta al país: el 9 de julio. Pero esta argentinísima pretensión de disfrazar la realidad que azota al país no resulta fácil de llevar a cabo.
Como contrapunto a lo expresado por los funcionarios desde que la administración central decidió devaluar la moneda, el salario de los trabajadores ingresó en un tobogán que no parece tener fin. Una inexorable caída que responde, entre otras cosas, al derrumbe del poder adquisitivo por la suba de precios en los diferentes rubros.
Pero como si esto fuera poco, la tasa de desocupación seguirá su evolución alcista. Como consecuencia de la “recesión extrema” por la que atraviesa la economía argentina, podrían perderse durante este año 600 mil puestos de trabajo.
Según estimaciones realizadas por la consultora Equis, la mitad de los trabajadores del país tiene un ingreso mensual de 190 dólares (aproximadamente 400 pesos) o menos y existen cerca de 500 mil personas que realizan tareas por 50 dólares cada 30 días.
Lógicamente, así como cayó de manera abrupta el ingreso de los argentinos, en los últimos 90 días se incrementaron en 1.100.000 los pobres que viven en el todo el territorio nacional.
El titular de Equis, Artemio López, señaló que de acuerdo con las mediciones oficiales que realiza mensualmente el Ministerio de Trabajo, el nivel de empleo cayó alrededor del 8 por ciento en enero, en los conglomerados ubicados en Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
“Estos datos reflejan la caída más importante desde que se hace esta encuesta e implican una destrucción anual de 160 mil puestos formales de trabajo”, sostuvo el especialista.
Pero lo más alarmante es que los empleos que se destruyen “no serán recuperados por el trabajo informal debido a la carencia de liquidez” manifestó López. Para él, la tasa de desocupación oscila actualmente en el 22,6 por ciento, lo que significa una cantidad de desempleados de 3,1 millones de personas.
Desempleo: 24%
El consultor pronosticó que en mayo habrá una desocupación “no inferior al 24 por ciento. Es decir que estamos muy por encima del récord histórico del 18,6 durante el Tequila”.
Remarcó, además, que a este nivel del 24 por ciento se le debe sumar otro 6 por ciento de personas que sólo realizan “changas” y trabajan pocas horas por semana, que no están incluidos la tasa de desocupación.
Como si fuera poco, remarcó que la situación del país se agravó porque “a la pérdida de ingresos por desempleo se sumó el incremento en los precios”.
“La mitad de la subocupación demandante en la Argentina son trabajadores que realizan labores por períodos menores a las 35 horas por semana”.
Por otra parte, el consultor aseguró que “por cada punto de aumento de costo de vida hay medio punto de aumento de pobreza por ingresos” y puntualizó que desde diciembre los pobres se incrementaron en 1.100.000 personas. El estudio realizado por Equis, determinó que en diciembre pasado la cantidad de pobres en el país era de 14,5 millones, es decir el 44,2 por ciento de la población urbana.
Mientras tanto, un estudio realizado por la Fundación Capital, proyectó una caída del Producto Bruto Interno (PBI) del orden del 8 por ciento para este 2002, una desocupación del 22,1 por ciento y un nivel de subempleo del 20,7. Asimismo, indicó que la tasa de empleo oscilará en el 33 por ciento, cuando el año pasado se había establecido en el 35,2 por ciento.
“La dinámica del mercado laboral ha ido empeorando en los últimos años debido a la recesión. Dado que la recesión se profundiza en el 2002, las variables laborales acentuarán también su deterioro”, sostuvo el informe, para determinar una pérdida para este año de casi 50 mil puestos de trabajo por mes.
Según la entidad, la convertibilidad dejó un saldo de más de 10 millones de pobres urbanos en todo el país y un 11 por ciento de personas que no alcanzan a satisfacer sus necesidades alimentarias.
Para la FC “además de ser necesario implantar un nuevo orden económico, resulta imperioso que sea uno que incluye la problemática social”.
En ese sentido, señaló que tomando una canasta de bienes de un indigente, entre febrero de 2002 y setiembre de 2001, se produjo un encarecimiento de precios del orden del 8,3 por ciento
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