Dos Siglos, Una Misma Lucha: Vieytes y Milei frente a la Casta

Por Alejandro Calandra
A lo largo de la historia argentina, diversas figuras han encarnado ideales revolucionarios que buscaban transformar el status quo. Aunque separados por más de dos siglos y en contextos completamente diferentes, Juan Hipólito Vieytes y Javier Milei comparten un espíritu de cambio profundo y radical.
Juan Hipólito Vieytes (sí, el de la jabonería) fue un pensador económico clave en la Argentina colonial y precursor de ideas liberales en nuestro país. Nacido en San Antonio de Areco, este revolucionario de Mayo comparte con el actual presidente argentino, no solo la propagación de los ideales liberales libertarios, sino también un perfil psicológico de tipo “big picture oriented”, es decir, personas que visualizan un objetivo final claro y trabajan con determinación para alcanzarlo. Mientras Vieytes imaginaba una nación nueva y autónoma, Milei visualiza una Argentina que recupere su protagonismo como un país influyente a nivel global.

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En sus respectivos contextos históricos, ambos desafiaron al statu quo y combatieron a las élites tradicionales o “castas” de sus tiempos. Vieytes abogó por diversificar la economía, que en su época dependía casi exclusivamente de la exportación de materias primas. Su visión incluía el fomento de la agricultura, la industria y el comercio interno para lograr mayor autonomía económica. En una sociedad donde los hijos de familias acomodadas debían seguir carreras tradicionales como militar, abogado o sacerdote, la decisión de Vieytes de dedicarse a la industria fue vista como algo insólito e incluso transgresor. De hecho era un joven conflictivo frente al mandato familiar por interesarse en las artes y oficios y la industria.

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No sería erróneo imaginarse que por debajo varios compatriotas comentaran que Vieytes estaba loco, de la misma forma como lo llaman hoy a “el loco” Milei. Sus ideas para reducir el tamaño del Estado, simbolizadas por su famosa “motosierra”, desafían una sociedad que por décadas ha favorecido el empleo público y la dependencia de subsidios estatales.
La reacción a sus propuestas refleja un patrón histórico en Argentina: el rechazo inicial hacia quienes promueven transformaciones estructurales profundas.

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En 1815, tras la caída del Directorio de Alvear, Vieytes, ferviente defensor de la Revolución de Mayo y con un papel destacado en el gobierno, se encontró en una situación política muy delicada. Sus enemigos políticos aprovecharon la oportunidad para desprestigiarlo y perseguirlo. En junio confiscaron su biblioteca, un acto que buscaba neutralizar a un intelectual comprometido. Este episodio revela la importancia que se le atribuía al conocimiento en la época y las tensiones entre los diferentes grupos de poder. Vieytes finalmente falleció en octubre de ese mismo año, a los 48 años, dejando un legado marcado por su visión innovadora plasmado en el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio que publicó, ganándose el título de primer periodista criollo.
Es posible que los principales opositores de Vieytes fueran los ganaderos y empresarios vinculados a la importación de bienes manufacturados, quienes veían amenazados sus intereses por sus propuestas de industrialización y desarrollo local publicadas en su semanario. Este conflicto económico y político encuentra paralelismos con las críticas que Milei recibe de sectores beneficiados por el modelo estatal vigente desde el 2003 al 2023.
También coinciden en su desconfianza hacia los políticos tradicionales. Vieytes expresaba a quien quisiera oírlo que prefería al agricultor por sobre el político, mientras que Milei no duda en descalificar a sus adversarios con términos como “corruptos”. Ambos se enfocaron en el diseño de una estructura macroeconómica que sirviera como base para el desarrollo individual y colectivo.
Por todo esto, resulta posible imaginar a Vieytes advirtiendo a desde su época a Javier Milei:
“Cuídese, presidente, que no le pase lo que me sucedió a mí: que unos pocos improvisados, parásitos, egoístas y antipatria le corten las alas a su proyecto de una Argentina próspera y grande.”
Y para el argentino de a pie, quizá Vieytes agregaría: “Fíjese bien a quién vota. Los mismos que me confiscaron los libros todavía andan sueltos”.

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