DICEN QUE LA AYUDA SOCIAL CONOCIDA COMO PLANES TRABAJARFAVORECE A LA CULTURA DE LA VAGANCIA
El drama del desempleo sigue siendo motivo de polémica, ahora por la advertencia de monseñor Jorge Casaretto respecto de la ausencia de “contraprestación” laboral que alienta la “cultura de la vagancia” entre los beneficiarios de la ayuda oficial, opinión compartida tanto por el Gobierno como por las principales organizaciones piqueteras, aunque no hay coincidencias respecto de la cifra de subsidios que ellas controlan, mientras una parte de esos beneficios es distribuida mediante estructuras oficiales.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, respaldó hoy la queja del obispo de San Isidro y titular de Cáritas. Casaretto “tiene razón”, porque “si no hay contraprestación laboral” se genera “la idea de la dádiva”, dijo, y remarcó que, desde el Gobierno, se incentiva que la gente “recupere la cultura del trabajo”.
“El objetivo no es tener gente con muchos planes sociales sino gente que recupere la cultural del trabajo”, señaló Fernández.
“Debemos hacer que los planes tengan una prestación laboral, estamos incentivando a que esto ocurra”, sostuvo el funcionario.
En ese sentido, puso de relieve que “se están creando microemprendimientos y cooperativas de trabajo”, y añadió que “se le pidió a las empresas de obras públicas que busquen empleados entre quienes reciban planes sociales para que como contraprestación a lo que reciben, trabajen”.
No obstante, queda por aclarar qué porcentaje de los subsidios son distribuidos directamente por las autoridades en las jurisdicciones municipales y provinciales donde, según los dirigentes piqueteros, se prefiere cultivar el clientelismo y no exigir contraprestación laboral.
Casaretto expuso la posición de la Iglesia católica en el Centro Universitario de San Isidro, donde participó de la Cátedra Abierta sobre Políticas Sociales y Educación, puntualizando que “si la asistencia del Estado no tiene una contrapartida laboral, lo que fomenta es una cultura de la vagancia, de la dejadez”. También expresó su convicción de que los subsidios tendría que ser distribuidos mediante los Consejos Consultivos de los municipios. Pero éste es otro de los motivos de la polémica, porque entre las diferentes organizaciones de desocupados se cruzan acusaciones acerca de manejos presuntamente poco transparentes.
Desde otra vertiente de la Iglesia, el padre Luis Farinello, fundador del Polo Social, hoy dijo que “la cultura del trabajo ha sido agredida” y “hay un desgano que costará mucho revertir, porque en los barrios no es fácil vivir con hambre, inseguridad, policías corruptos y falta de referentes válidos”.
Por su lado, Luis D’Elía, titular de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) de la Central de Trabajadores Argentinos, también coincidió con Casaretto pero subrayó que “las únicas” que exigen contraprestación laboral “son las organizaciones comunitarias”, mientras que “ la mayoría de los planes en manos de intendentes y gobernadores, no cumplen con este requisito”. D’Elía opinó que “el Gobierno no quiere la revolución social sino un capitalismo nacional serio”, por eso apuntó a “estos muchachos empresarios que deben comprender la necesidad de construir una Argentina para todos”. A su vez, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), por medio de su vocera de prensa Pilar Sánchez manifestó que “por principio, la Corriente exige contraprestación laboral en servicios y producción, organizando comedores escolares, talleres de costura, carpintería y granjas”.
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