ATE celebró sus 98 años de existencia y se prepara para los 100 años de vida
La tarde del 15 de enero de 1925, en el ya mítico Teatro Verdi de la Boca, más de un centenar de herreros, carpinteros, mecánicos, torneros, peones de patio y fundición, electricistas, albañiles, marineros y foguistas de las dragas se juntaron y fundaron una organización para la defensa de sus intereses. Un compañero llamado Álvarez se paró y propuso un nombre: Asociación de Trabajadores del Estado.
Así nacía la ATE, con diecinueve compañeros elegidos como responsables de la nueva organización, y el impulso de los obreros de los talleres de la Dirección Nacional de Navegación y Puertos del Riachuelo y de la zona portuaria.
Puede Interesarte:
Verónica Burke: “Que publiquen a quienes sancionaron y los montos”
Eran los tiempos de Marcelo T. de Alvear en el gobierno y el Dr. Ortiz en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), en los que los afiliados de la naciente organización, mayoritariamente empleados de dicho ministerio, trabajaban como jornaleros con atrasos en sus bajos ingresos, sin sistemas de previsión ni licencias por enfermedad, sin escalafón ni régimen de ascensos.
Por aquellos años, para ser afiliado a ATE bastaba ser obrero y empleado de la Administración Nacional sin distinción de sexo y con la única excepción de los jefes superiores. Su propósito era “propender al mejoramiento de las condiciones económicas, técnicas, morales y sociales de sus asociados; la estabilidad de obreros y empleados nacionales; la implantación del escalafón para los mismos; reforma de la Ley de Jubilaciones y Pensiones Civiles; reforma de la Ley de Accidentes de trabajo”.
Puede Interesarte:
Ruta 11: una madre y dos hijos perdieron la vida en un accidente fatal
La asociación se declaraba ajena a toda cuestión política, religiosa u otras creencias, y declaraba terminantemente prohibidas las discusiones sobre esos asuntos dentro del local sindical.
Cada localidad con un mínimo de 100 obreros y empleados estatales y 25 afiliados, debería formar una seccional que estaría ligada a una sección central instalada en Buenos Aires y conducida por una Comisión Directiva.
Desde el origen, los compañeros fundadores dedicaron esfuerzo a la promoción de la lectura, la prensa propia, la creación de bibliotecas, la organización de conferencias y charlas y, con el tiempo, programas de radio.
El primer número de “El trabajador del Estado” salió el 20 de noviembre de 1925, con una tirada de 3.000 ejemplares, sin avisos publicitarios y apareciendo todos los 20 de cada mes.
Sigue las noticias de MercedesYA en Whatsapp