Acto de jubilados en Mercedes expuso la fractura entre la CGT y la base trabajadora

Durante un acto previo a la marcha de jubilados en Mercedes, un orador lanzó duras críticas contra las centrales sindicales. La respuesta de Juan Martín Andrés desató un tenso cruce que dejó expuestas fracturas en el movimiento.

En la antesala de la marcha de los jubilados que se realizó este miércoles, un acto realizado en Mercedes se transformó en escenario de un fuerte cruce verbal que evidenció las tensiones internas que atraviesan a los sectores sindicales y sociales que impulsan la protesta.

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Durante la actividad, que contó con la presencia de referentes gremiales como el secretario general de la CGT regional Mercedes, Juan Martín Andrés, un jubilado tomó el micrófono y pronunció un encendido discurso que desató incomodidad y reacciones inmediatas.

“La CGT, la CTA, son parte del problema. El ataque lo efectúa, sí, el gobierno central, pero también lo efectúa el Gobierno de la provincia de Buenos Aires cuando simplemente le descontó a los trabajadores de la educación cuando fueron a la huelga”, comenzó su intervención.

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El orador señaló además que en el municipio “hay cientos de compañeros que hacen los trabajos municipales y están en negro”, lo que, según explicó, impide no solo el acceso a una jubilación digna, sino también sobrevivir con los ingresos actuales.

“¿Y qué es lo que pasa? Terror tienen a que le puede suceder que los echen injustamente y ese poquito dinero no lo tenga. Esto está sucediendo. Es difícil, yo entiendo que sea difícil, más todavía para mí, pero le voy a decir una cosa: solamente la acción directa y la huelga general hará posible los cambios”, sostuvo, mientras el clima en la plaza se volvía cada vez más tenso.

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En su crítica, el jubilado fue más allá al afirmar que “esta CGT y esta CTA han entregado las reivindicaciones, los derechos y nuestra jubilación”. Luego, lanzó una frase que resonó fuerte entre los presentes: “Si usted me dice que puede vivir con 300.000 pesos, no, es imposible. Pero este jubilado le dice: más temprano que tarde pagarán las consecuencias de haber traicionado a todos los trabajadores. Vamos a la huelga general a pesar de que no la quieran, vamos a la huelga general para cambiar toda esta porquería y toda mentira.”

Apenas terminó, otro manifestante intentó poner paños fríos y redirigir el foco hacia un objetivo común: “Estamos buscando la unión, compañero, no la división. Porque si seguimos con esa... Acá nos tenemos que unir todos contra la gente de La Libertad Avanza. Basta de división entre nosotros, por favor.”

Sin embargo, lo que se buscaba evitar ocurrió. Juan Martín Andrés tomó el micrófono y, visiblemente molesto, respondió: “Una cosa nada más. Podemos tener cara de boludo, traidores nunca. ¿Está claro compañero? Pero no me falte el respeto.”

El episodio, breve pero cargado de tensión, puso en evidencia el desgaste de las estructuras sindicales tradicionales frente al descontento creciente entre los sectores más golpeados por la crisis económica. Las palabras del jubilado no solo fueron una crítica a la conducción gremial, sino también un llamado a métodos de lucha más contundentes.

El acto, que se preveía como una instancia de movilización y unidad, terminó reflejando las fracturas que atraviesan al movimiento obrero. Aunque hubo intentos de mantener la cohesión frente al adversario político común —en este caso, el gobierno de La Libertad Avanza—, la escena mostró que la discusión por el rumbo y la representatividad está lejos de estar saldada.