A 50 años de la muerte de Juan Domingo Perón: Reflexiones sobre un líder controvertido
El 1 de julio de 2024 se conmemoran cincuenta años de la muerte de Juan Domingo Perón, una figura central en la historia política argentina. Su vida y carrera política han dejado una marca indeleble, tanto por sus logros como por las controversias que lo rodearon.
Juan Domingo Perón nació el 8 de octubre de 1895 en Lobos, provincia de Buenos Aires. A los 15 años de edad ingresó al Colegio Militar y ascendió rápidamente en las filas del ejército argentino. Su carrera política se catapultó con el golpe de estado de 1943, que derrocó al presidente Ramón Castillo. Este golpe, conocido como la Revolución del 43, ocurrió en un contexto global tumultuoso marcado por la Segunda Guerra Mundial.
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En ese momento, Argentina se encontraba en una situación política inestable y dividida respecto a su posición en el conflicto mundial. Mientras que algunos sectores apoyaban a los Aliados, otros tenían simpatía hacia el Eje. El golpe de 1943 fue llevado a cabo por el Grupo de Oficiales Unidos (GOU), un grupo de militares que buscaban restaurar el orden y evitar la participación directa de Argentina en la guerra. Perón, como miembro destacado del GOU, aprovechó esta coyuntura para ascender políticamente.
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Tras el golpe, Perón fue nombrado Secretario de Trabajo y Previsión Social, y posteriormente asumió los cargos de Ministro de Guerra y Vicepresidente bajo la presidencia de Edelmiro Farrell, el tercero de los llamados “presidentes de facto”. Desde estas posiciones de poder, Perón implementó una serie de reformas laborales que aumentaron significativamente su popularidad entre los trabajadores. Estas reformas incluyeron mejoras en los salarios, las condiciones de trabajo y la creación de un sistema de seguridad social más inclusivo.
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En 1946, respaldado por una coalición que incluía al Partido Laborista, Perón ganó las elecciones presidenciales. La convocatoria a elecciones fue resultado de los sucesivos acontecimientos que derivaron en la movilización obrera del 17 de octubre de 1945. Durante su primera presidencia, se enfocó en políticas de industrialización y mejoras en los derechos laborales, promoviendo la justicia social y la independencia económica. Su gestión incluyó la nacionalización de los ferrocarriles, los teléfonos y otros servicios públicos, así como la creación de numerosas empresas estatales.
Eva Duarte de Perón, su esposa, jugó un papel fundamental durante este período, especialmente en la defensa de los derechos de las mujeres y en la creación de programas sociales a través de la Fundación Eva Perón. Eva, conocida cariñosamente como “Evita”, fue una figura carismática que ayudó a consolidar el apoyo popular al peronismo.
El 26 de julio de 1952, Eva Perón falleció a los 33 años debido a un cáncer. Su muerte fue un duro golpe para Perón y el movimiento peronista. Evita había sido una fuerza movilizadora y su ausencia dejó un vacío difícil de llenar. Su deceso no solo afectó emocionalmente a Perón, sino que también debilitó el fervor popular que ella había sabido canalizar tan eficazmente.
El deterioro de la situación política y económica llevó a que en 1955 se produjera un golpe militar conocido como la Revolución Libertadora, que derrocó a Perón. Esta revolución fue encabezada por sectores militares y civiles que se oponían al creciente autoritarismo y a las políticas económicas del gobierno peronista.
La Revolución Libertadora tuvo como objetivo “liberar” a Argentina de lo que los golpistas consideraban un régimen dictatorial. Los militares que la lideraron argumentaban que el gobierno de Perón había acumulado demasiado poder, reprimiendo a la oposición y manipulando la economía de manera perjudicial. Tras el golpe, Perón se exilió primero en Paraguay y luego en España, donde vivió por casi 18 años. Durante este tiempo, el peronismo fue proscripto, pero su influencia se mantuvo viva a través de una red de seguidores y simpatizantes.
Durante su exilio en España, Perón continuó siendo una figura central en la política argentina a través de su influencia indirecta y el contacto constante con sus seguidores. Desde su residencia en Puerta de Hierro, Madrid, Perón mantenía comunicación con líderes sindicales y políticos en Argentina, instruyendo y orientando al movimiento peronista. Su figura se convirtió en un símbolo de resistencia para muchos argentinos que se oponían a los sucesivos gobiernos militares y civiles que intentaron erradicar el peronismo.
La resistencia peronista se manifestó en diversos frentes, desde huelgas y movilizaciones hasta la acción política clandestina que incluía acciones de guerrilla urbana. La falta de un liderazgo fuerte en Argentina durante este periodo contribuyó a la persistencia del peronismo como una fuerza política subterránea, pero siempre presente.
En 1973 la sociedad argentina estaba movilizada y polarizada. Movimientos sociales, sindicatos, estudiantes y diversos sectores de la población participaban activamente en protestas y movilizaciones contra la dictadura militar que gobernaba desde el golpe de 1966. El regreso de Perón fue visto como una oportunidad para restaurar la estabilidad política y canalizar las demandas sociales acumuladas.
El 20 de junio de 1973, Perón regresó a Argentina en medio de una gran expectativa popular. Sin embargo, su llegada estuvo marcada por los trágicos sucesos conocidos como la Masacre de Ezeiza. Durante el acto de bienvenida en el Aeropuerto de Ezeiza, se produjo un violento enfrentamiento entre facciones del movimiento peronista: la izquierda peronista y la derecha peronista, ambas disputándose la lealtad al líder. Este enfrentamiento dejó un saldo de decenas de muertos y cientos de heridos, evidenciando las profundas divisiones internas que afectaban al peronismo y al país en general.
Tras estos tumultuosos eventos, Perón fue nuevamente elegido presidente y asumió el cargo el 12 de octubre de 1973, con su tercera esposa, Isabel Perón, como vicepresidenta. Su última presidencia estuvo marcada por la creciente violencia política y social, y por un deterioro significativo de su salud. Perón falleció el 1 de julio de 1974, dejando a Isabel como presidenta.
Desde la muerte de Perón, varios presidentes argentinos han surgido de las filas del peronismo, evidenciando la duradera influencia de su movimiento. Estos presidentes incluyen a Isabel Perón (1974-1976), Carlos Menem (1989-1999), Eduardo Duhalde (2002-2003), Néstor Kirchner (2003-2007), Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y Alberto Fernández (2019-2023).
El legado de Perón sigue siendo objeto de debate. Sus políticas de justicia social y su capacidad para conectar con el pueblo lo convirtieron en un líder carismático y controvertido. Mientras algunos celebran sus logros, otros critican su estilo autoritario y las secuelas económicas de sus políticas. A pesar de todo, el peronismo continúa siendo una fuerza significativa en la política argentina, adaptándose con el tiempo.
Al cumplirse el 50° aniversario de su fallecimiento, la figura de Juan Domingo Perón sigue siendo una referencia obligada para comprender la historia y la política de Argentina, reflejando su compleja y duradera influencia en el país.
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