22 DE AGOSTO- DIA DEL FOLKLORE
. La palabra está compuesta por dos voces inglesas “Folk” (pueblo) y “lore” (saber, ciencia), para definir al saber popular, los conocimientos, usos y costumbres transmitidas de generación en generación, en definitiva lo que se transmite de boca en boca, que trasciende, se incorpora a nuestras costumbres y desconoce toda autoría.
Muchos fueron los términos que intentaron reemplazar a la palabra Folklore, todas buscando castellanizar el termino, “saber del pueblo”, “demosofía”, “tradición”, etc. Ninguno de ellos prosperó. Su consagración oficial se logró con la fundación de la Folk-lore Society (1878).
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Según Bruno Jacovella: el Folklore es la Ciencia de la Cultura tradicional del pueblo entero dentro de la sociedad civilizada, concibiendo a esta dividida abstractamente en dos sectores: La sociedad instruida o culta y el pueblo propiamente dicho.
La palabra tradición según la Real Academia Española la define como la “transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas y costumbres transmitidas de generación en generación.
Para Ricardo Rojas (Eurindia) La tradición es la memoria colectiva de un pueblo y como tal llega a ser fundamento precioso de la nacionalidad. Ella contiene lo que cada generación trasmite a la siguiente, de donde le viene su nombre, pero ella no es tan sólo el pasado, según suele creerse, sino la razón del presente y fuente del porvenir” .
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Para que un hecho reúna la esencia de lo folklórico debe cumplir con ser popular, tradicional, colectivo, funcional, empírico y los rasgos implícitos en los anteriores o que contemplan esta caracterización son: oralidad, anonimato, localización y transvasamiento.
Los hechos y fenómenos tradicionales del pueblo se manifiestan en diversos aspectos: Materiales: como son la vivienda, la vestimenta, la comida, los instrumentos musicales, etc.
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Espirituales: como la música, la danza, los cuentos, leyendas, supersticiones, refranes, creencias, etc.
También hay que tener en cuenta las manifestaciones sociales, religiosas y estéticas.
En los últimos tiempos se ha discutido mucho sobre cuándo un hecho es folklórico o no.
Podemos clasificar estas características en:
Folklore tradicional: es toda manifestación realizada en el hábitat o lugar donde se genera el hecho.
Folklore de proyección: es cuando el hecho se traslada de su lugar de origen a un escenario o a otra región o un medio de comunicación. La falta de elementos regionales, vinculo orgánico y vital, la ausencia de motivaciones o de la circunstancia especial vivida en el momento por los músicos, bailarines, etc. Nos muestra que estamos en presencia de una proyección folklórica.
Folklore estilizado: las culturas precolombinas dibujaban un rombo u otras figuras geométricas en las pinturas rupestres, hoy interpretamos que podría se la representación de una pluma, conservando la esencia de lo que querían comunicar. Cuando el hecho es deformado o enriquecido pero conserva el mensaje, estamos frente a un folklore estilizado.
Se define proyección folklórica como la expresión de fenómenos folklóricos producida fuera de su ambiente natural y cultural, por obra de personas determinadas o determinables que se inspiran en la realidad folklórica, cuyo estilo, formas, tipos o carácter trasuntan y reelaboran en sus obras, destinadas al público general, preferentemente urbano, al cual se transmiten por medios técnicos, mecánicos e institucionalizados, propios de la civilización en vigencia, manifestándose ya en el plano de la creación artística (literatura, música, danza, artes plásticas, teatro, cine, televisión, etc.) ya en el campo de la industria (tejeduría, cestería, platería, etc) ya de la moda, la enseñanza, etc.
Son ejemplos de proyecciones folklóricas, en Argentina, en el orden musical La Misa Criolla y la Cantata Sudamericana; en literatura, algunas de las páginas de El País de la Selva , de Ricardo Rojas, el Martín Fierro de José Hernández; en la pintura, la mayoría de las telas de Bernardo de Quirós; en la poesía los versos de Jijena Sánchez y de Coronel Lugones; en el teatro La Difunta Correa; en la danza las creaciones a través del ballet de “El Chúcaro”, etc. En lo relativo a la proyección industrial, la producción con telares de fábrica, de ponchos, matras, chalinas, etc.
Los hechos o fenómenos folklóricos, para ser considerados como tal, deben reunir una serie de condiciones: anonimato, tradicionalidad, haberse transmitido en forma oral, funcionalidad, vigencia colectiva en la comunidad folklórica, etc. Por lo tanto, no son folklóricas ciertas manifestaciones culturales, literarias, coreográficas, musicales, poéticas, pictóricas y otras que frecuentemente son confundidas con aquéllos. Pero, sin ser folklóricos, se apoyan y nutren de los fenómenos que sí lo son, los recrean. Es decir, se trata de hechos culturales basados en la modificación del fenómeno folklórico, a los que se les da el nombre de proyecciones folklóricas, las cuales surgen como consecuencia de la evolución de los pueblos y se registran con más frecuencia en las grandes ciudades.
Tanto los hechos folklóricos como las proyecciones folklóricas no establecen un orden de jerarquía en cuanto a su importancia, pues se trata de dos fenómenos claramente diferenciados, no comparables. Pero sí puede afirmarse que la proyección folklórica es tanto más trascendente, cuanto más se afirme en el hecho folklórico, respetando su plataforma de sustentación, pues tratándose de una recreación, élla compromete al artista, al coreógrafo, al músico, al poeta, a no deformar inescrupulosamente el hecho que toma.
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