¿Por qué los municipales paran contra Milei y no contra su propio empleador?

La jornada de paro general convocada por la CGT para este jueves encuentra eco en distintos puntos del país, y Mercedes no será la excepción. Entre quienes adhieren a la medida de fuerza están los trabajadores municipales, cuyos gremios anunciaron su participación en rechazo a las políticas del gobierno nacional. El municipio, por su parte, confirmó la suspensión de algunos servicios esenciales como la recolección de residuos.
Sin embargo, detrás de esta adhesión se abre una pregunta inevitable: ¿por qué los municipales de Mercedes dirigen su protesta al Gobierno nacional cuando muchos de sus reclamos se vinculan directamente con las condiciones laborales que impone su propio empleador? Los sueldos que no alcanzan la canasta básica, los contratos precarios y la falta de estabilidad son problemáticas que tienen nombre y apellido: la administración municipal.

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No se trata de minimizar los efectos del ajuste nacional ni de negar el impacto de las decisiones macroeconómicas en los trabajadores del sector público. Pero llama la atención que, mientras la crítica se orienta hacia la Casa Rosada, el conflicto más palpable en el día a día se encuentra en el vínculo directo entre los empleados municipales y el Ejecutivo local. Si los salarios están por debajo de la línea de pobreza, ¿por qué no hay una protesta específica en el ámbito local?

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La paradoja es evidente: los trabajadores que dejan de prestar servicios lo hacen en señal de protesta contra una gestión nacional que no determina sus condiciones salariales ni sus regímenes de contratación. En cambio, el municipio, responsable directo de esas variables, queda al margen del reclamo, incluso cuando los propios empleados denuncian falencias graves en sus condiciones de trabajo.
¿Es más fácil protestar contra un gobierno lejano que hacerlo contra la administración que firma los contratos y paga los sueldos? ¿Hay miedo, conveniencia o simplemente una falta de canales reales de diálogo y representación? Las preguntas quedan abiertas, pero lo cierto es que la medida del jueves refleja no solo el malestar generalizado frente al rumbo económico del país, sino también una tensión no resuelta a nivel local.

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Tal vez sea momento de que en Mercedes también se discutan de manera abierta y frontal las condiciones laborales del Estado municipal. Porque cuando se señala hacia arriba pero no se cuestiona lo que ocurre puertas adentro, el paro corre el riesgo de convertirse en un gesto político más que en una herramienta efectiva de transformación.


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