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TENSIÓN ENTRE ESPAÑA Y MARRUECO POR ISLOTE PEREJIL

El Gobierno español ha respondido hoy con indignación a la ocupación desde ayer del islote Perejil por un pelotón de gendarmes marroquíes que han izado su bandera en el lugar

Por Sergio Maineri
TENSIÓN ENTRE ESPAÑA Y MARRUECO POR ISLOTE PEREJIL

En rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, el vicepresidente primero del Gobierno y ahora portavoz, Mariano Rajoy, ha emplazado a Rabat a que aclare “a dónde quiere llevar sus relaciones con España” y ha tildado la ocupación de “acto inamistoso” e “incompatible” con el tratado de cooperación bilateral de 1991.

Rajoy ha explicado que el Gobierno ha observado también movimientos militares marroquíes en una de las islas Chafarinas, ante lo que ha adoptado “todas las medidas necesarias”, entre ellas el “reforzamiento de las dotaciones militares permanentes” en todos los territorios de soberanía española próximos a la zona.

Además, el vicepresidente primero y portavoz del Gobierno ha advertido recordado a Marruecos que es el primer receptor de la ayuda española y que 1,5 millones de sus ciudadanos atraviesan todos los años la península Ibérica para regresar a su patria durante el verano.

Sin embargo, las palabras de Rajoy no parecen haber hecho mella de momento en el Gobierno de Rabat ya que Marruecos no retirará el “puesto de vigilancia” instalado en el islote español de isla de Perejil, según ha informado hoy una fuente oficial del Gobierno de Rabat citada por la agencia AFP.

Cuatro barcos, frente a frente

El tratado hispanofrancés de 1912, que delimitaba la zona del Protectorado español de Marruecos, no hace referencia alguna a Perejil, pero tras la formalización del protectorado, la isla pasó a plena ocupación española. A comienzos de los años 90, Marruecos protestó porque Perejil aparecía incluida en el borrador de Estatuto de Autonomía de Ceuta preparado por el Gobierno del PSOE, pero al final no fue incluido en la versión definitiva.

España sigue considerando, no obstante, que la isla está bajo su soberanía, algo que defiende frente a Marruecos, como hace dos siglos mantuvo incluso con las armas frente a Gran Bretaña. Sin embargo, el islote se halla en aguas territoriales marroquíes.

El Gobierno español ha enviado una patrullera de la Armada y otra de la Guardia Civil a la zona, puesto que los marroquíes se niegan a retirarse y cuentan con los materiales necesarios para permanecer por un largo periodo en la isla. Marruecos, por su parte, ha mandado también una embarcación militar al islote

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Las relaciones entre Marruecos y España viven su peor etapa en años desde que hace nueve meses, el 27 de octubre de 2001, el Gobierno marroquí retirara a su embajador en Madrid. El Ejecutivo español ha mantenido en todo momento la línea dura marcada por Aznar de que sólo el país vecino es responsable de haber retirado a su embajador y que sólo a él le corresponde el paso de devolverlo a Madrid para que las relaciones queden normalizadas.

El preludio de la crisis

Antes de que Rabat decidiera la retirada de su embajador en Madrid ya se vislumbraba la crisis diplomática. El 7 de septiembre, el secretario de Estado marroquí de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri, alegó “razones de salud” para suspender inesperadamente la visita a Madrid en la que que se debía fijar una fecha para la cumbre entre los jefes de Gobierno de ambos países. La suspensión del viaje fue anunciada horas después de que el ministro Josep Piqué resaltase la connivencia entre la policía y las mafias marroquíes que trafican con inmigrantes. Pese a que, posteriormente, se fechó la reunión entre Aznar y Yusufi para diciembre, la cumbre nunca llegó a celebrarse.

Retirada del embajador marroquí

A finales de octubre, las autoridades de Marruecos decidieron llamar a consultas por tiempo indefinido a su embajador en España, Abdesalam Baraka.

Apenas dieron información sobre los motivos de este espectacular gesto de protesta ante un Gobierno español que estaba convencido de que, tras las turbulencias de la primavera y del verano, estaba consiguiendo normalizar la relación con el vecino del sur. Cuando España solicitó una explicación oficial, Rabat no sólo no se la dio, sino que le comunicó que a Marruecos no le convenía la fecha apalabrada para la cumbre entre los jefes de Gobierno de ambos países.

La Prensa española, sin acreditar

Unos días después, Rabat, que llevaba meses acusando a la Prensa española de denigrar a Marruecos, notificó a los periodistas españoles acreditados en ese país que no podrían cubrir la primera visita que el rey Mohamed VI por el Sáhara Occidental. “Las plazas son limitadas y la prensa española ocupa en este momento el último lugar en las prioridades de Marruecos de cara a la cobertura informativa del viaje”, explicó a Efe Chakib Larussi, encargado de la prensa extranjera en el Ministerio de Comunicación.

Memorándum de agravios

Marruecos justificó entonces con un memorándum de agravios la retirada de su embajador en España. El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Mohamed Benaissa, expuso ante el pleno del Parlamento del reino alauí una lista de reproches entre los que estaban la petición a la Unión Europea de sanciones contra Marruecos por la crisis pesquera o la actitud española, “agresiva, inconveniente y desacostumbrada”, a propósito de la inmigración clandestina.

El viaje de Zapatero y la falsa reunión de González

Mediado diciembre, José Luis Rodríguez Zapatero se entrevistó con Mohamed VI en en transcurso de un controvertido viaje a Rabat. A su vuelta a Madrid, Aznar rehusó escuchar las posibles soluciones a la crisis recabadas por el líder socialista. Y algunos meses después, el ex presidente del Gobierno, Felipe González, acusó al Ejecutivo de José María Aznar de haber instigado una información publicada por el diario El Mundo según la cual González se había reunido “en secreto” con el primer ministro de Marruecos y el rey marroquí.

Matrimonio real

El penúltimo capítulo de los incidentes entre Rabat y Madrid tuvo lugar con motivo de la boda del monarca Mohamed VI, que no cursó ninguna invitación a la familia real española -ni tampoco a las demás familias reales europeas- con lo que dilapidó una oportunidad de restablecer relaciones plenas entre ambos países. El presidente del Gobierno, José María Aznar, se entrevistó a posteriori con el rey alauí en Beirut con motivo de la cumbre de la Liga Árabe y pudo felicitarle por su enlace

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