Se producen saqueos y festejos en un suburbio de Bagdad
En Ciudad Saddam, en las afueras de la capital iraquí, la un líder musulmán chiíta declaró a un grupo de 400 a 500 personas que “el tirano del mundo está terminado, gracias a la coalición. Gracias a Dios por Iraq el victorioso”.
“Dios es grande”, dijo. “Gracias a Dios, quien ayudó a terminar la tiranía”.
Entretanto, las fuerzas estadounidenses lanzaron el martes una ofensiva masiva contra objetivos simbólicos y gubernamentales de Bagdad, lo que aumentó las dudas sobre la situación del presidente iraquí, Saddam Hussein, su gobierno y las fuerzas armadas del país.
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Aviones A-10 Warthog de Estados Unidos lanzaron bombas sobre Bagdad con intervalos de cinco a ocho segundos, dejando la ciudad cubierta por una nube de polvo.
Por la tarde, horas después de atacar los cuarteles de la guardia republicana en la capital iraquí, aviones de la coalición arrojaron dos bombas guiadas por satélite sobre la sede del partido Baas, de Saddam, y el edificio del Ministerio de Información.
La nueva oleada de ataques ocurrió tras un bombardeo de grandes proporciones que, el lunes por la noche (hora local), arrasó con un edificio donde podrían haber estado ocultos Saddam y sus dos hijos, Uday y Qusay, junto con otros líderes iraquíes, en el barrio residencial de Mansour.
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Pilotos del bombardero B-1 que lanzó las cuatro bombas especiales sobre el edificio -- cada una de ellas con un peso de 900 kilogramos -- dijeron que estaban patrullando Bagdad cuando recibieron órdenes relacionadas con un “objetivo de liderazgo, de máxima prioridad”.
Doce minutos después, el edificio fue atacado; las dos primeras bombas penetraron las gruesas paredes de hormigón, y las otras dos, avanzaron aún más al fondo de la estructura.
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Las cuatro bombas, de tipo GBU 31/32-JDAM, fueron diseñadas para combates urbanos. Según los pilotos, los artefactos tienen capacidad para destruir completamente los objetivos y causar daños reducidos en el área alrededor.
Autoridades estadounidenses dijeron a CNN que las explosiones destruyeron el edificio, así como un restaurante. Imágenes de televisión mostraron un enorme cráter en el lugar y una montaña de escombros.
Fuentes consultadas por CNN afirmaron que las explosiones mataron a por lo menos nueve personas e hirieron a 13.
Sin embargo, el paradero de Saddam y sus hijos es aún un misterio. Fuentes del gobierno estadounidense y el propio presidente George W. Bush dijeron no tener idea de lo que le sucedió al líder iraquí, ni tampoco si está vivo o muerto.
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