En un giro trascendental, el Gobierno ha dado luz verde al Programa “Vouchers Educativos”, destinado a respaldar a las familias que eligen la educación privada para sus hijos. Bajo esta iniciativa, se proporcionará un subsidio del 75% o más, con un límite de cuota de $54.396, a aquellos que envíen a sus hijos a instituciones de los niveles inicial, primario y secundario.

La medida, oficializada a través de la Resolución 61/2024, entra en vigor con un alcance potencial significativo. Según estimaciones preliminares de la Secretaría de Educación, beneficiará a más de 2 millones de estudiantes distribuidos en más de 6 mil escuelas en todo el territorio argentino.

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Para ser elegible, se requiere que las familias sean responsables de estudiantes menores de 18 años, con ingresos familiares que no excedan siete salarios mínimos, vitales y móviles, es decir, $1.419.600 mensuales. Además, el establecimiento educativo debe contar con al menos un 75% de financiamiento estatal.

Los beneficiarios recibirán el 50% del arancel base por jornada simple, con un tope de $27.198 por hijo, para los meses de mayo, junio y julio. El proceso de inscripción estará abierto desde el 3 hasta el 30 de abril, a través de un formulario disponible en el sitio web oficial del Gobierno argentino.

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Este paso representa un cambio significativo en la política educativa, al pasar de un sistema de financiamiento de oferta a uno centrado en la demanda, como lo había propuesto el ahora Ministro de Capital Humano, Milei. Se espera que esta medida brinde un respiro económico a las familias de clase media y promueva la estabilidad educativa de los estudiantes.

Sin embargo, esta innovación llega en medio de controversias y desafíos en el panorama educativo nacional. La interrupción del envío de recursos a las provincias a través del Fondo de Incentivo Docente y la estancada negociación salarial nacional reflejan una realidad compleja en materia educativa que el Gobierno libertario enfrenta.

A pesar de los obstáculos, el Programa de “Vouchers Educativos” se presenta como un paso audaz hacia una mayor accesibilidad y diversidad en la educación argentina, marcando un hito en el camino hacia una sociedad más equitativa y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.