El mundo se prepara para conmemorar el Día Mundial del Riñón el 14 de marzo, bajo el lema “Avanzando hacia un acceso equitativo a la atención y práctica farmacológica óptima”. Con más de 850 millones de individuos afectados y un saldo devastador de 3.1 millones de vidas perdidas en 2019, la enfermedad renal crónica (ERC) se perfila como una amenaza creciente. Actualmente, la ERC se sitúa en el octavo lugar entre las causas de mortalidad, pero proyecta ascender al quinto lugar para 2040 si no se toman medidas adecuadas.

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En Argentina, cerca de 5 millones de personas se enfrentan a diversas formas de enfermedad renal crónica, aunque sorprendentemente, solo el 10% de ellos tiene conciencia de su condición. Sin embargo, se promueven múltiples formas de mitigar el riesgo de padecer esta enfermedad, enfocándose en la adopción de ocho hábitos saludables fundamentales.

Promover la actividad física regular es esencial para mantener la forma física y un peso saludable, lo que ayuda a reducir la presión arterial y, por ende, el riesgo de ERC. Una dieta equilibrada, rica en vegetales, y el control del peso son pilares fundamentales para mantener los parámetros adecuados, controlar la diabetes y la hipertensión, ambas vinculadas al daño renal. Además, se enfatiza en la necesidad de reducir el consumo de sal, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

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La monitorización regular del nivel de azúcar en sangre es vital para evitar el deterioro renal, especialmente en pacientes diabéticos. Del mismo modo, el control de la presión arterial, junto con la gestión adecuada del colesterol y las enfermedades cardiovasculares, juega un papel crucial en la preservación de la función renal.

Mantener una adecuada hidratación, evitar el tabaquismo y abstenerse de la automedicación con analgésicos y antiinflamatorios sin supervisión médica son otras medidas preventivas esenciales. Asimismo, se destaca la importancia de solicitar controles de la función renal en caso de presentar factores de alto riesgo.

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Crear conciencia sobre la salud renal y divulgar esta problemática que afecta a millones de personas en todo el mundo es una responsabilidad compartida. Adoptar estas pautas básicas puede disminuir significativamente la frecuencia y el impacto de la enfermedad renal. Es hora de hacer visible lo invisible: ¡cuidemos nuestros riñones!