Nuestra Sra de Luján
La pequeña imagen de arcilla cocida apenas mide 38 centímetros pero es inmensa porque representa a la Madre de Dios. Se trata de una representación de la Inmaculada Concepción modelada en Brasil y enviada a la Argentina en mayo de 1630 y que tiene un aire parecido a las obras de Murillo. En 1887 fue recubierta de una armazón de plata sólida pensando así detener su deterioro. Se la viste de una hermosa túnica blanca y un manto de azul celeste (colores de la bandera Argentina). La Virgen es morena, de rostro ovalado y ojos azules. Tiene las manos en oración junto al pecho.
La imagen era llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del Estero cuando se detuvo inexplicablemente a las orillas del río Luján, cerca de la casa de Don Rosendo Oramas. Se cambiaron los bueyes y se bajó la carga, pero sin resultado. Los bueyes rehusaban cruzar el río. Entonces alguien observó dos pequeñas cajas en el fondo de la carreta. Cada caja contenía una imagen distinta de la Virgen: una representaba a la Virgen con el Niño Jesús, la otra a la Inmaculada. Bajaron la primera sin que nada sucediera, pero cuando removieron la caja con la Inmaculada, inmediatamente los bueyes echaron a andar. Los asombrados testigos repitieron esto una y otra vez, con idénticos resultados. Así comprendieron que Nuestra Señora quería quedarse en Luján y ellos con gusto y alegría la complacieron. Al principio la imagen fue llevada a la casa de Don Rosendo, quien fabricó la capilla primitiva donde se veneró a Nuestra Señora durante cuarenta años. Un santuario mayor y mas bello se terminó en 1685 y el templo actual fue construido en el siglo XIX.
La imagen fue coronada canónicamente en 1887, con una corona bendecida por León XIII y su santuario recibió de Pío XII el título de Basílica en el año de 1930.
Juan Pablo II la entronizó en 1998.
El Papa bendijo la imagen de Nuestra Señora de Luján el 11 de noviembre de 1995, con ocasión de la visita “ad límina” de los obispos argentinos.
El 13 de noviembre de 1998 el Papa visitó la iglesia nacional de Argentina en Roma, el primer templo de una república americana situado en la diócesis del Papa y entronizó la imagen de la Virgen de Luján, patrona de Argentina.
Dijo el Papa: “En la encrucijada del Tercer Milenio te encomiendo, Madre Santa de Luján, la patria argentina: las esperanzas y anhelos de sus gentes; sus familias y hogares, para que vivan en santidad; sus niños y jóvenes, para que crezcan en paz y armonía y puedan encontrar su vocación humana y cristiana; te encomiendo también el esfuerzo cotidiano y el diálogo solidario de los empresarios, trabajadores y políticos, que en la Doctrina Social de la Iglesia encuentran su inspiración más genuina”.
El pontífice también suplicó a la Virgen Patrona de la Argentina que cuide al pueblo argentino, lo sostenga en la defensa de la vida, lo consuele en la tribulación, lo acompañe en la alegría y lo ayude siempre “a elevar la mirada al cielo, donde los colores de su bandera se confunden con los colores de tu manto inmaculado”.
El Papa Juan Pablo II visitó la Argentina dos veces, la primera durante la guerra de las Malvinas. El Papa también fue mediador para la paz con Chile.
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