La Casa Blanca le dice a los talibanes que llegó la hora de actuar.
“El mensaje del presidente (George Bush) a los talibanes es muy simple: es el momento de actuar no de negociar” afirmó el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, quien llamó al régimen de Kabul a “tomar todas las medidas para no alojar más a terroristas”.
Cientos de doctores de la ley islámica (ulemas) de Afganistán concluyeron hoy su primer día de deliberaciones sobre la posibilidad de la entrega de Laden a Estados Unidos, sin haber llegado a una solución al respecto.
El millonario saudita es acusado por Washington de ser el principal sospechoso de los atentados que el pasado día 11 mataron a miles de personas en Nueva York y Washington.
El consejo de ulemas afganos continuará mañana sus discusiones, sin que esté claro si alcanzarán entonces una conclusión.
No obstante, el ministro de Información afgano, Qudrutullah Jamal, dijo hoy en Kabul que su gobierno no brindará respaldo al responsable de los atentados contra Estados Unidos, sea Ben Laden u otro.
Agregó que Afganistán exige pruebas que vinculen al principal sospechoso con al planificación de los ataques.
”El encuentro (para decidir la suerte de Ben Laden) tendrá lugar mañana o, como muy tarde, el jueves”, precisó un portavoz de los talibanes en la capital afgana, quien añadió que la decisión que tome el Gran Consejo de ulemas (eruditos islámicos) será respetada por Afganistán.
Los teólogos afganos adelantaron que Osama “no sería extraditado a menos que fueran entregadas pruebas irrefutables de que estaba implicado en los atentados que pusieron en pie de guerra a Estados Unidos”.
Por otra parte, la milicia integrista islámica de los talibanes, en el poder en Afganistán, volvió a pedir a los ciudadanos de ese país que se preparen para una “guerra santa” contra Estados Unidos y el ministro del Interior, mullah Abdul Razzaq, ratificó también esa postura.
Razzaq aseguró que el pueblo afgano se está preparando para la “Jihad” (Guerra Santa) en caso de que se concrete un ataque estadounidense y pidió a los afganos que deseen pelear contra los “infieles” que se registren en su ministerio, según informó la agencia paquistaní AIP.
Miles de afganos intentaban hoy abandonar el país ante el temor de un ataque militar estadounidense, mientras el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) negociaba con Pakistán el paso de 5.000 personas que esperan en Chaman.
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En protesta contra una eventual represalia militar estadounidense, en tanto, más de 5.000 estudiantes islámicos se manifestaron hoy en las calles de la sureña ciudad de Karachi, capital económica de Pakistán, donde enarbolaron banderas y corearon consignas contra Estados Unidos.
Los talibanes terminaron hoy las negociaciones con una delegación paquistaní sobre la eventual entrega de Ben Laden, refugiado en Afganistán desde 1996, y a quien Estados Unidos quiere “vivo o muerto” por considerarlo el principal sospechoso de los atentados de hace una semana en Nueva York y Washington.
Durante su encuentro de ayer en la ciudad sureña de Kandahar con el líder supremo de los talibán, el mullah Omar, los emisarios paquistaníes advirtieron a las autoridades afganas que se decidían a entregar a Ben Laden o sufrirían un masivo ataque de Estados Unidos.
El mullah Omar puso como condición para entregar a Ben Laden que el multimillonario saudita “sea juzgado en un país neutral”, según el diario paquistaní The Nation.
En las negociaciones, el jefe de los talibanes también pidió que fueran levantadas las sanciones de la ONU contra Afganistán y que se suspendiera la ayuda de armamento a la oposición agrupada en la Alianza del Norte, que controla el 10 por ciento del territorio afgano en el norte y nordeste del país, según el periódico.
Además de los preparativos para una “guerra santa”, los talibanes abrieron otro frente de combate en el extremo norte del país contra las fuerzas de la oposición, donde, según un portavoz de la resistencia, se lanzó una ofensiva a gran escala contra sus posiciones en la provincia norteña de Takhar.
Las fuentes precisaron que, en la primera arremetida contra sus líneas defensivas, los combatientes talibanes les arrebataron el control de algunas colinas pero perdieron el territorio ganado en una contraofensiva de las tropas leales a la Alianza del Norte.
El régimen Talibán advirtió además que atacaría a cualquier país vecino que prestara ayuda a EEUU
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