El escruche y el cuento del tío: modalidades delictivas de larga data

Escruchar, según el diccionario del delito, es “robar en una casa en ausencia de sus moradores, violando puertas, rejas, ventanas, o simplemente saltando algún tapial.” En nuestro país el escruche es una de las cinco principales formas de delitos. Las otras son el arrebato, el robo violento, los denominados motochorros y el “cuento del tio”. Nosotros por estos pagos no estamos exento a ellas, pero desde hace un tiempo las estadísticas las encabezan el asalto a casas solitarias, los engaños a vecinos mayores de edad y los robos a motocicletas que la estadística nacional no la tiene entre las cinco primeras formas.

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Esta palabra sonó en el oído de nuestros vecinos en las últimas horas, ¿pero qué es? El escruche es una modalidad creciente, que hace estragos en toda la provincia de Buenos Aires. El ingreso de ladrones a casas desocupadas, crece en nuestro medio y hay vecinos que ni siquiera realizan la denuncia, basados en las pocas esperanzas de recuperar sus pertenencias.

¿Cómo se realiza? El delito se desarrolla marcando viviendas (visualmente o con ciertos signos pintados en el frente de las mismas) que puedan ser robadas, y las elegidas son generalmente de clase media, porque en su interior el botín suele ser costoso (electrodomésticos y alhajas) y presentan baja seguridad (pocas tienen alarmas y no cuentan con seguridad privada). Claro que también se marcan en zonas de quintas, sobre fuera de la temporada de verano, cuando muchos de los dueños que residen en otra ciudad, no se encuentran en sus moradas.

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La inteligencia criminal se supera día a día y a las marcas que habitualmente dejaban en las paredes de las viviendas que planeaban atracar, se le suma un método más novedoso que se conoció hace muy poco tiempo. Los delincuentes “peinan” las casas arrojando bolsas de basura en los jardines, y cuando vuelven a pasar descubren en qué vivienda no hay nadie, ya que la basura no fue recogida.

Los consejos que dan las fuerzas de seguridad son dejar luces prendidas, o avisar a un vecino sobre la ausencia, para que al menos esté atento y se comunique con la policía ante movimientos extraños. También tratar de evitar salir y regresar todos los días en los mismos horarios, para evitar la marcación por parte de los malhechores.

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Al resultar muy compleja la protección total de los ciudadanos por parte de las fuerzas policiales, juega un papel clave la propia prevención de las personas y el conocimiento en profundidad de las características de cada una de estas modalidades. Lo mismo para el caso del cuento del tío, donde cada uno de nosotros debemos tomar medidas de precausión para no caer en la trampa.