Cuando un perro deja de ser una mascota y pasa a formar parte de tu familia

Muchos dicen “mi perro es mi familia” y a medida que los días pasan ese lazo de unión se hace más fuerte. Su amor, lealtad y fidelidad nace de manera natural en cada cachorro, que ofrecen sin pedir nada a cambio.
El fenómeno de hacer parte de la familia a una mascota se inicia con es este el que inicia el acercamiento. Es ella la que nos elije. Sin dudas la capacidad de interpretación que tienen estas criaturas es superior a las nuestras. El vínculo que ellas construyen entonces se vuelve muy fuerte en la familia, y son tanto los grandes como los chicos quienes aportan su cuota para darle el amor que se merece.

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Los pichichos se ajustan perfectamente a la rutina de bajarlos o darles de comer. Incluso se adaptan con facilidad al trato que reciben sin sentirse desplazados o desequilibrados. Es normal en ellos. Su naturaleza es dar y recibir amor. Su capacidad de atender y escuchar es increible. Ellos te miran y saben rápidamente como te sientes.
Su instinto animal nos protege de cualquier amenaza o ataque que sufra cualquier miembro de la familia. Siempre establecen una relación especial con uno de los integrantes, pero la protección es hacia todos los miembros. Sin importar lo que pueda pasar, un perro defenderá a todo su núcleo familiar.
En ocasiones, el perro llega a ser considerado un hijo o hija dentro de una familia. La familia tradicional ha logrado calar al nuevo sistema social. Se las conoce como familias interespecies, donde una mascota forma parte activa del hogar.
Fuente: Mente asombrosa

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