Cromañón: 20 años de una herida que no cierra
La combinación fatal de bengalas, un techo recubierto de material altamente inflamable y salidas de emergencia bloqueadas desencadenó un incendio que expuso las graves falencias en la seguridad de los espacios públicos y la corrupción sistémica que lo permitió.
Dos décadas después, las consecuencias continúan reverberando. Los sobrevivientes lidian con secuelas físicas y psicológicas permanentes. Las familias de las víctimas siguen exigiendo justicia completa, considerando insuficientes las condenas a funcionarios, empresarios y miembros de la banda.
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El caso Cromañón transformó la legislación sobre espacios públicos y espectáculos en Argentina. Sin embargo, la pregunta persiste: ¿Hemos aprendido realmente la lección? Los controles más estrictos conviven con denuncias sobre habilitaciones irregulares y medidas de seguridad deficientes en diversos establecimientos.
Esta tragedia evitable dejó lecciones dolorosas sobre la responsabilidad estatal, empresarial y social. Las 194 vidas perdidas son un recordatorio permanente del costo de la negligencia y la importancia de la memoria activa para prevenir que la historia se repita.
“No los olvidemos” se convirtió en el grito de los familiares y sobrevivientes. Veinte años después, ese imperativo sigue tan vigente como el primer día.
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