Crisis diplomática en ascenso: Gobierno ecuatoriano detiene a Jorge Glas en la Embajada de México
El asalto nocturno del viernes a la Embajada de México en Quito por parte del Gobierno de Ecuador culminó con la detención de Jorge Glas, ex vicepresidente bajo la administración de Rafael Correa.
La captura, realizada pese al asilo político otorgado por México, desató la ira del presidente López Obrador, quien anunció la suspensión de las relaciones diplomáticas. La incursión policial ecuatoriana en el recinto mexicano fue denunciada como un acto de barbarie, desatando un conflicto que se intensificó con el respaldo público del mandatario mexicano.
En un acto que desafía los límites de la diplomacia, las autoridades ecuatorianas irrumpieron en la sede diplomática mexicana, escalando muros y enfrentando al personal de guardia. Roberto Canseco, jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la Embajada, calificó el incidente como “totalmente inaceptable, es la barbarie”, expresando su temor por la seguridad de Glas ante la posibilidad de un desenlace fatal.
El presidente López Obrador condenó enérgicamente la violación de la soberanía mexicana, anunciando la suspensión de las relaciones diplomáticas con Ecuador. Esta medida marca un punto crítico en las relaciones entre ambos países, que ya se encontraban tensas tras la expulsión de la embajadora mexicana por declaraciones previas del mandatario mexicano.
El precedente de casos anteriores, como el de la ex ministra María de los Ángeles Duarte, arroja luz sobre la complejidad de las relaciones diplomáticas en la región. En aquel episodio, Argentina concedió asilo político a Duarte, desencadenando una crisis con Ecuador debido a la negativa de entregar el salvoconducto para su salida del país.
Jorge Glas, quien se refugió en la Embajada de México tras ser imputado por malversación de fondos en el caso 'Reconstrucción' de la provincia de Manabí, se encuentra ahora en el centro de un conflicto diplomático en expansión. Su detención, pese a las garantías de asilo político, evidencia una escalada en la tensión política y judicial en Ecuador. La lucha contra la corrupción se convierte así en un terreno de disputa entre ambos países, amenazando con desestabilizar aún más la región.
