Confirman que EEUU usó fósforo blanco en una ofensiva en Faluya

Washington asegura haber utilizado el fosforo blanco sólo para iluminar su zona de combate.
En esa operación militar hubo 6500 muertos. Uno de los soldados norteamericanos que participaba en la ofensiva ha abierto la caja de Pandora tras relatar a un programa de la RAI su experiencia.
Cada proyectil de fósforo blanco provoca una nube tóxica de más de 150 metros de diámetros que abrasa todo cuanto toca. Los efectos sobre los humanos son terribles ya que provoca una muerte espantosa.
Los gases hacen estallar el proyectil, el fósforo blanco se dispersa en una nube y cuando toca la piel provoca daños irreversibles quemando la carne hasta el hueso. Puede que no queme la ropa pero quemara la piel debajo de la ropa. Si lo respiras formará ampollas en tu garganta y en tus pulmones hasta asfixiarte y después te quemará por dentro. Así describe el soldado Jeff Englehart los efectos del fósforo blanco y como se utilizó en la ofensiva de Faluya.
Era el mes de noviembre de 2004 y el Ejército norteamericano llevaba semanas empantanado en el sitio de la ciudad rebelde, los ataques se producían sin descanso aún en plena noche.
Los cuerpos abrasados de las víctimas llegaban al pequeño hospital de Faluya, donde los médicos se quedaban atónitos ante la gravedad de las heridas. Los responsables del Ejército norteamericano no niegan que utilizaran fósforo blanco, pero afirman que no es un arma ilegal, que los utilizaron para iluminar posiciones enemigas y que nunca dispararon directamente contra la ciudad. Sin embargo la lluvia de fósforo alcanzaba a todos por igual.
Además, el reportaje de la RAI incluye un documento y testimonios que demuestran que en Faluya se utilizó también una sustancia denominada MK77, una versión del NAPALM que provoca una lluvia de fuego imposible de apagar.
El uso de estas armas químicas está prohibido por la ONU y por los acuerdos internacionales firmados por EE.UU. En la ofensiva de Faluya murieron alrededor de 6.500 personas, más de la mitad eran mujeres y niños, nunca sabremos por qué, pero ahora sabemos cómo.