¿Vecinos o clientes políticos? El comentario que dejó al desnudo una forma de hacer política

Entre las reacciones que dejó el resultado electoral en Mercedes, sobresalió una frase que encendió el debate: “Espero que nunca les tengan que pedirle nada al intendente, vamos Juan I. Ustarroz”. La pregunta se instaló sola.
La derrota de Fuerza Patria en Mercedes dejó al descubierto más que un traspié electoral. Entre los comentarios que circularon en redes, hubo uno que quedó flotando en el aire con más fuerza que todos. No fue el insulto, no fue la chicana, no fue la queja amarga del día después, sino una frase que condensa un modo de vincularse con el poder: “Espero que nunca les tengan que pedirle nada al intendente, vamos Juan I. Ustarroz”.

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La reacción llamó la atención por lo que sugiere sin decirlo. En lugar de defender ideas, gestión o proyectos, el mensaje dejó entrever una lógica distinta: la del favor político como moneda de relación entre vecinos y gobierno. No se habló de convicción, sino de “pedir” y “recibir”. No se habló de ciudadanía, sino de dependencia. Ese desliz dejó al desnudo una forma de militancia que no se reconoce como ideológica, sino condicional.
En los intercambios que siguieron, se repitieron comentarios en la misma línea: “hay que ver quién los ayuda cuando lo necesiten”, “después no se quejen si el municipio no aparece”, “siempre es fácil criticar hasta que uno depende del Estado”. La bronca por la derrota parece haber transitado rápidamente desde el enojo político hacia un mensaje más crudo, casi de advertencia: si no estás con el oficialismo, no esperes nada.
El problema es que ese tipo de reacción no hace daño al adversario: deja expuesto al propio espacio que pretende defender. Porque la pregunta cae sola, sin empujar: ¿esa militancia apoya un proyecto o defiende un privilegio? Y, peor aún: ¿se concibe al Estado como garante de derechos o como ventanilla para amigos?
El resultado electoral dijo una cosa. El comentario reveló otra. Si una parte del oficialismo cree que el vínculo con la ciudadanía funciona bajo la lógica del favor, entonces la derrota en las urnas es apenas un síntoma de una enfermedad más vieja: haber confundido gestión con reparto, política con lealtad personal y militancia con dependencia.
La ciudad votó. Y más allá de los porcentajes, el mensaje que quedó flotando en redes abre un debate más profundo: ¿queremos vecinos o clientes políticos? Mercedes ya dio la primera respuesta en las urnas. Falta saber si la dirigencia será capaz de escucharla.

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