RODRIGUEZ EL NUEVO PRESIDENTE
No hubo banda presidencial, tampoco bastón de mando, ni medalla de brillantes. El único accesorio que lució el nuevo presidente de la República, Eduardo Rodríguez Veltzé, tras su posesión fue una chalina de color wiphala (bandera indígena), que un parlamentario le regaló cuando salía de la sesión.
Rodríguez Veltzé, quien hasta ayer era el presidente de la Corte Suprema de Justicia, asumió el mando de la nación para un mandato de transición, cuyo principal objetivo es la administración de un proceso electoral que incluya, al menos, al presidente de la república, vicepresidente y parlamentarios.
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La crisis social se precipitó hace tres semanas, cuando sectores sociales presionaron al poder político para la convocatoria a la Asamblea Constituyente y, luego, por la nacionalización de los hidrocarburos. El lunes pasado, Carlos Mesa renunció a la Presidencia y dejó la salida política en manos del Congreso.
La cita parlamentaria era ayer a las 10.30 en Sucre, sin embargo, las negociaciones para hacer presidente a Hormando Vaca Díez y la presión del MAS y de sus sectores para evitarlo, retrasaron la sesión hasta las 22.45.
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Antes de eso, un minero falleció en la protesta, lo que volcó el escenario político y obligó a Hormando Vaca Díez a renunciar a su derecho constitucional de asumir el mando del país. El presidente de Diputados, Mario Cossío, a quien le correspondía jurar en caso de que no lo hiciera Vaca Díez, también declinó.
Ambos parlamentarios denunciaron un plan del ex presidente Mesa y del MAS para evitar la instalación de la sesión.
Pese a las acusaciones, la declinación de Vaca Díez y de Cossío permitió un acuerdo parlamentario unánime para aceptar la renuncia de Mesa y para posesionar en el cargo a Eduardo Rodríguez Veltzé, un abogado cochabambino.
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Tras las dos votaciones —por la renuncia de Mesa y por la asunción de Rodríguez— un grupo de parlamentarias se dirigió a la Corte Suprema para acompañar hasta la Casa de la Libertad, donde se desarrollaba la sesión, al Presidente Constitucional de la República.
Rodríguez fue recibido por Vaca Díez y por Cossío, que presidían una sesión a la que le faltó el brillo que se estila en una posesión presidencial. Cossío y la mayoría de los parlamentarios prefirieron la comodidad de la ropa deportiva que hacía contraste con los ternos oscuros que vestían Rodríguez y Vaca Díez.
Acto seguido, sonaron las notas del Himno Nacional. Las limitaciones técnicas de la Casa de la Libertad, sumadas a los desafinados coristas, hicieron de ese, un momento poco emotivo.
Como manda el protocolo, tomó la palabra, primero, el presidente de Diputados, quien destacó los logros del Congreso Nacional y lo defendió de sus detractores, entre ellos, Mesa.
Mientras eso sucedía en la cuna de la libertad, en La Paz, Carlos Mesa abandonaba el Palacio de Gobierno. “Me voy satisfecho por el trabajo realizado (...) Si me he equivocado, le pido disculpas a la patria”, dijo. Expresó su deseo de que el país se pacifique y se dijo complacido por la elección de Rodríguez.
En Sucre, Cossío terminaba su discurso y cedía la palabra a Vaca Díez, quien dio dos mensajes: uno de ataque a Mesa y otro de las tareas que debe cumplir el nuevo Mandatario. “Hoy ese ciclo (el de Mesa) concluye con el signo de la extraordinaria frustración de nuestro pueblo”, señaló.
Acusó al ex presidente de manipulación que condujo al país, según él, “al abismo, a la confrontación, a la destrucción”.
Y luego agregó que existe un falso debate sobre la fragmentación de Bolivia. “Un cruceño como yo tenía que pedir permiso para ser boliviano y soy boliviano sin permiso de nadie”. Rescató el concepto de la unidad nacional.
Y luego se dirigió al presidente Rodríguez para decirle que ha sido elegido para que encabece un gobierno provisional de transición que convoque a elecciones para todo. Se refirió así a la decisión de renovar todo el sistema político boliviano. “Lo vamos a acompañar en este desafío”, le manifestó. El discurso de Vaca Díez estuvo sazonado de algunos insultos, pero también de contundentes aplausos.
Rodríguez Veltzé se convirtió anoche en el sucesor de Carlos Mesa, quien a su vez había sucedido el 17 de octubre de 2003 a Gonzalo Sánchez de Lozada. Todo ello, en un mismo período constitucional, que debió terminar en agosto del 2007, pero que sufrirá un recorte.
El Salve oh Patria, cantado a coro clausuró la sesión del 9 de junio de 2005, justo a medianoche, en la capital.
Rodríguez salió del salón saludando a los parlamentarios. Estaba acompañado de su esposa. Afuera, los periodistas se le abalanzaron, mientras recibía el aplauso de un pequeño grupo de ciudadanos que había llegado al lugar, pese a la fuerte custodia policial instalada para contener las protestas sociales.
Rodríguez tiene previsto llegar hoy a La Paz para iniciar una nueva vida. Él insiste que pretende seguir siendo un juez, pero sin duda, la Primera Magistratura dista mucho de un juzgado.-
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