Presupuesto con tensión: Kicillof busca aval para tomar deuda por más de 3.000.000.000 de dolares y la oposición se planta

El gobernador insistió en que la discusión central no es el gasto sino la capacidad de conseguir crédito. Evitó hablar de deuda y prefirió referirse a financiamiento, aunque reconoció que el cuadro fiscal hace inevitable recurrir a recursos externos. El monto pedido incluye USD 1.045 millones que ya había intentado conseguir mediante una ley corta que fracasó este año, más USD 1.990 millones adicionales para 2026. La provincia viene de dos ejercicios sin presupuesto aprobado, lo que subraya la fragilidad política del trámite y la urgencia oficial por resolverlo antes del recambio legislativo del 10 de diciembre.

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El esquema de endeudamiento se enlaza con un fondo para municipios destinado a obras y asistencia financiera, una herramienta que el Ejecutivo busca usar como incentivo para sumar apoyos legislativos e intendentes. Pero la fórmula generó rechazo inmediato: el fondo no tiene un monto fijo, sino que depende del volumen de deuda que logre tomar la provincia, lo que deja a los intendentes sin previsibilidad y sin garantías reales de transferencia. Varios jefes comunales, incluso oficialistas, reclamaron claridad y libertad para usar esos fondos no solo para infraestructura, sino también para cubrir gastos urgentes como salarios.
La oposición, especialmente la UCR y el PRO, observa la jugada con cautela y reclama no solo modificaciones al proyecto, sino también espacios en organismos de control. Se trata de una pieza clave en la negociación: sin aval opositor no hay dos tercios para autorizar la deuda. La dirigencia legislativa de Juntos ya adelantó que exigirá cambios y advierte que el oficialismo deberá ceder si pretende evitar otro cierre abrupto como el del año pasado, cuando el presupuesto 2025 naufragó antes de votarse.

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El armado político del acto mostró el peso que le otorga el gobernador al tema. Hubo presencia de intendentes, funcionarios y figuras simbólicas como representantes de Abuelas de Plaza de Mayo. Sin embargo, la asistencia opositora fue mínima, un dato que refleja el clima de desconfianza con el que se inicia la negociación. Máximo Kirchner también dejó una señal desde afuera: recordó que todo presupuesto se modifica y deslizó que Kicillof deberá aceptar ajustes.
El cronograma es exigente. En la Legislatura se habla de intentos de aprobación desde la tercera semana de noviembre hasta principios de diciembre. Si el plan fracasa, la provincia volverá a transitar otro año sin presupuesto votado. El oficialismo busca apurar tiempos y cerrar el acuerdo antes del recambio de bancas. La oposición, en cambio, se prepara para discutir cada punto y cobrar políticamente su firma.
El dato central quedó claro: la administración bonaerense vuelve a apostar al endeudamiento como herramienta para sostener la gestión y afrontar vencimientos, mientras la pulseada política promete semanas decisivas. La discusión no será solo técnica ni contable; será una batalla por poder real, control institucional y el rumbo financiero de la provincia.

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