la verdad duele pero no exime

A Carlos Ruckauf no le gusta que lo tilden de “irresponsable” por haber abandonado la Provincia, sino que prefiere el título de “patriota” por haber asumido la responsabilidad de ser canciller. En su viaje por Europa y Estados Unidos recuperó la sonrisa que se había borrado en sus últimas semanas al frente de la Provincia. No era para menos, el Estado considerado más rico y fértil por sus hectáreas, enfrentaba su crisis más aguda.
En la última semana, esa situación se sinceró: Felipe Solá anunció la cesación de pagos y todas las declaraciones de los funcionarios provinciales ratificaron la imposibilidad de cumplir, por el momento, los compromisos financieros.

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En distintos estamentos del Gobierno, los responsables de cada área debieron afrontar el peso de los reclamos. Intentar toda negociación posible con los gremios y mantener una actividad inusual en esta época del año para contener las presiones.
En esa situación de default, con las finanzas comprometidas por la deuda, la Provincia tuvo que enfrentar un cambio de gobierno, una renovación de funcionarios, y por consiguiente, un nuevo comienzo en medio de la tormenta, una discontinuidad en la gestión. Así lo sintieron días atrás un grupo de productores reunidos en Pehuajó cuando escucharon a funcionarios de Hidráulica pedir “algo de tiempo” para evaluar la gravedad del problema de las inundaciones y sus alternativas. Sabido es que la problemática hídrica fue motivo de numerosos informes, de reiterados diagnósticos: solo falta el comienzo de las obras.

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