La desnutrición encubierta
Según una encuesta realizada por CEOP para el Instituto Argentino de Alimentos y Nutrición (IAAN), esta situación se observó en chicos de todas las clases sociales y la mitad de las madres detecta en sus hijos signos como falta de concentración, decaimiento y bajo rendimiento escolar, pero muy pocas lo relacionan con un problema de alimentación.
En una conferencia brindada en un hotel céntrico, el doctor Alberto Cormillot -médico fundador de la IAAN y director de la Licenciatura de Nutrición de la Fundación Isalud- el tema “es preocupante”, fundamentalmente porque “nuestros chicos comen mal”.
“Datos oficiales dicen que uno de cada cuatro chiquitos en edad escolar y uno de cada tres menores de 2 años tiene déficit de hierro o 'anemia' además de carencia de otros micronutrientes como las vitaminas C y A, el zinc y el ácido fólico”, indicó Cormillot.
Según la FAO (Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas), la desnutrición encubierta “es aquella que se origina en dietas que aportan cantidades insuficientes de vitaminas y minerales como hierro, vitamina A, C, yodo, zinc, ácido fólico y selenio”.
Entre las consecuencias que genera se encuentran: retraso del desarrollo psicomotor y trastornos de la conducta en menores de 2 años que pueden ser irreversibles, como ser, retraso madurativo y del crecimiento y aumento de infecciones.
En la encuesta “Signos de Desnutrición Encubierta”, CEOP sondeó 801 hogares de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano donde se determinó que el 53,3% de los niños tenía, según sus madres, algunos de los síntomas propios de esa condición.
De ellos, el 49% tenía un bajo rendimiento escolar y menor nivel de concentración; el 46,5% miraba la televisión o jugaba con la PC más horas que las habituales; el 30,3% jugaba menos de lo habitual y el 22,7% registraba un mal estado de ánimo y de salud.
Cormillot afirmó que el problema está en la falta de conocimiento sobre qué y cómo comer.
“Un estudio del CESNI -Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil- denunció que pese al elevado consumo de carne, que contiene hierro, consumimos poca vitamina C (frutas y verduras), que facilita la absorción de este mineral, y sí se consumen muchos potentes inhibidores, como el té y el mate”, indicó.
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