El Concejo sancionó a Giardelli con el doble voto de Selva
La última sesión del Honorable Concejo Deliberante, registrada el lunes anterior, demandó dos horas de reunión. Media hora se dedicó exclusivamente al análisis de un expediente que bien podría haber sido de definición interna del Honorable Cuerpo, aunque tal vez los reglamentos no lo permitan. Hablamos en concreto del proyecto de Decreto presentado por el Presidente, Carlos Selva, en el que proponía una sanción para el Secretario del Honorable Cuerpo, el Dr. Marcelo Giardelli, a quien le endilgaba la realización de declaraciones imprudentes e irrespetuosas en un medio radial, luego difundidas por un semanario, que justamente fue éste.
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El tratamiento del tema llevó a situaciones de tensión, puesto que algunos ediles pretendían acompañar el proyecto de Selva, en tanto otros preferían abstenerse. El titular del cuerpo se esforzaba en hacer entender que había un reglamento interno que lo habilitaba para pedir esa sanción, y por tanto solo buscaba escuchar posiciones por la afirmativa o la negativa. En esa insistencia el presidente no escondió su nerviosismo. Mucho menos pudo ocultar su ira el titular de la bancada justicialista, el Dr. David Valerga quien acusó de “cagones” a sus compañeros por no ser capaces de acompañar la medida. Los minutos pasaban y la sensación térmica del recinto crecía sin demasiados testigos en la barra.
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Mucho mayor fue la temperatura cuando Selva tuvo que contar los votos y si bien en principio pensaba que había diez, al reconsiderar el tema se percató que solo eran nueve, situación esta que hacía tiempo no se registraba en el HCD. Esto obligó a que el presidente utilizara su doble voto para torcer la balanza que había tenido adhesiones de los seis selvistas, más Juan Carlos Benítez y Silvio Bertera. La oposición en su conjunto, con la abstención de Marta López, Alberto Morasso y Darío Durand, hacían el 50 por ciento restante.
Tras casi treinta minutos de observar cómo se definía su suerte, Giardelli escuchó su propia pena, miró a la presidencia, y deslizó, “esto es mucho para mí”. Tomó su saco, caminó por los pasillos y dejó el edificio municipal. Más tarde volvería para esperar fuera del recinto la finalización de la sesión. Temerosos de alguna situación no deseada, Giardelli fue abordado por diferentes concejales que le pidieron tranquilidad. Esperó pacientemente intercambiando opiniones con algunos periodistas y el concejal mandato cumplido Daniel Ríos. Finalmente hizo caso, y con una inmensa carga de bronca contenida volvió a retirarse. Se había resuelto la suspensión por dos días del Secretario, más una multa.
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DISCUSIÓN
No fue fácil resolver este expediente. Si algo debe destacarse, más allá de cualquier consideración acerca del tiempo que le fue dedicado, es que los planteos siempre estuvieron dentro del plano institucional, sin que se hayan producido interferencias de tipo político partidaria.
Tras ponerse a consideración de los concejales, el titular de la UCR, Juan Manuel Torres, como hombre de derecho, reflexionó sobre aspectos procesales. El abogado consideró que en este caso no estaban en condiciones de votar por una sanción, más allá de admitir la existencia de facultades del presidente sobre el secretario. El motivo es que constitucionalmente está establecido el derecho de defensa, que para la situación particular de referencia, no estaba garantizado. Hasta tanto no se de lugar a esa posibilidad, no iban a emitir una postura. Otro abogado, el concejal Valerga, hizo algunas salvedades en relación a las expresiones de su colega opositor.
Manifestó el hombre del PJ que cuando las suspensiones no superaban los diez días, el Municipio podía sancionar, sin un traslado previo a la parte afectada, independientemente del descargo o rechazo que pueda realizarse oportunamente.
Jorge Retegui, hasta ese lunes en el bloque del Frepaso, pidió que el tema vuelva a comisión para que sea tratado internamente con los presidentes de bloque y el propio Secretario. “Sería conveniente poder conversarlo, creemos que para poder apoyar esto, quisiéramos que se pase a comisión, porque la mejor manera de salvar esto es charlándolo”, expresó. En tanto, su hasta entonces compañero de bloque, Miguel Verón, sostuvo que debía establecerse un régimen que primero implique un llamado de atención, luego apercibimiento y finalmente la sanción. Aquí el rostro de Valerga comenzó a ser distinto, y disparó, “creo que nos merecemos lo que nos pasó el sábado, somos unos cagones... si para sancionar a un funcionario político de este cuerpo, con las declaraciones que hizo en los medios, no somos capaces de darle esta facultad al presidente de este cuerpo, luego de haberse desbocado como se desbocó... no podemos seguir escondiendo la cabeza como los avestruces, e insisto que nos merecemos lo que nos pasó el sábado, sino están dispuestos a aprobar esta suspensión, creo que tendríamos que directamente dejar las bancas”.
Antes que la situación empeore Selva quiso poner un paño frío tomando la palabra y aclarando que su posición personal estaba firmada en el decreto y que los ediles debían pronunciarse por sí o por no a la sanción. Benítez anticipó su acompañamiento a la decisión de presidencia por entender que debe primar la jerarquía de la autoridad, aunque discrepó con Valerga.
Cuando el reloj marcaba la hora 21.55 la sanción estaba impuesta. Giardelli aseguraba minutos después que próximamente presentaría su correspondiente descargo, no sin antes aclarar que comenzaría su trabajo a reglamento dentro del cuerpo deliberativo. La tensión aún no cede.
DIFÍCILES 48 HORAS
Las 48 horas que Giardelli estuvo suspendido fueron por demás de convulsionadas. Durante dos mañanas el Secretario intentó ingresar a la antesala de la presidencia, pero Selva se lo impidió. Comentan por lo bajo algunos testigos ocasionales, que hubo gritos, empujones y hasta algún cachetazo al aire. El presidente mandó llamar a la guardia policial que se encuentra en el municipio para que proceda a retirar por la fuerza pública al agente sancionado. Giardelli aseguraba que tras haber presentado un descargo por la vía administrativa, esa sanción quedaba sin efecto. Lo cierto es que el jueves no podía ni subir la escalera. Esto fue incluso corroborado a través de un acta notarial que solicitó el Secretario. La turbulencia continuaba y confiesan que Selva pidió a la totalidad del bloque la posibilidad de expulsar a Giardelli, fundamentando una convivencia insostenible para los días que vienen. No encontró eco en sus pares de Unidad y Lealtad. A todo esto los justicialistas confiesan que la sensación térmica de este “tandem” es demasiado alta y en inminente peligro de estallar.
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