El ex presidente Alberto Fernández estableció un cargo a medida para una joven colaboradora durante su gestión. Ana Clara Hernández, conocida en los círculos internos como “Anita”, fue designada en 2020 como “secretaria Asistente”, un puesto creado exclusivamente para ella y con dependencia directa de la Presidencia.

Este nombramiento no solo generó fricciones dentro del equipo presidencial, sino que también puso de manifiesto la influencia que Hernández llegó a tener en la esfera más íntima del poder ejecutivo. La joven, que ya trabajaba con Fernández antes de su ascenso a la presidencia, gozó de prerrogativas inusuales, incluyendo acceso irrestricto al despacho presidencial y la posibilidad de compartir almuerzos frecuentes con el mandatario.

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La incorporación de Hernández no fue bien recibida por todos los miembros del equipo presidencial. María Cantero, una colaboradora de larga data de Fernández, expresó su desacuerdo con la decisión. Sin embargo, la cercanía entre la nueva secretaria y el presidente permitió que Hernández consolidara su posición, desafiando las estructuras jerárquicas tradicionales dentro de la Casa Rosada.

Este episodio no fue un caso aislado en la administración de Fernández. Otro incidente que llamó la atención fue la contratación de Grisel Tamborro como azafata privada, a pesar de las objeciones planteadas por sus asesores. Estos acontecimientos han levantado cuestionamientos sobre los criterios de selección y la asignación de roles dentro del entorno presidencial.

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Aunque los registros oficiales indican que las visitas de Hernández a la Quinta de Olivos fueron limitadas durante los cuatro años de gobierno, han surgido dudas sobre la fiabilidad de esta documentación. Precedentes como el caso del productor de seguros Héctor Martínez Sosa, donde se sospecha la adulteración de registros, han sembrado incertidumbre sobre la veracidad de los datos oficiales.

Al concluir su paso por la administración en 2023, Hernández utilizó sus redes sociales para reflexionar sobre su experiencia en la Casa Rosada, describiéndola como intensa y cercana. Esta declaración pública solo sirvió para reafirmar la naturaleza particular de su relación con el ex presidente y el rol significativo que desempeñó durante su mandato.