SIGUEN LOS SUICIDIOS
El dato, más simbólico que estadístico, estremece: la cantidad de suicidios de ex combatientes argentinos de la Guerra de las Malvinas ya es superior al número de los que cayeron durante el combate en las islas.
En la guerra murieron 649 argentinos: 323 durante el hundimiento del crucero General Belgrano y 326 en el archipiélago. ¿Cuántos ex combatientes se suicidaron? El Estado no tiene cifras oficiales, pero entre los veteranos la mayoría habla de más de 350 casos. Hay incluso quienes afirman que ya son 454 los ex combatientes que se quitaron la vida, una tragedia que no cesa.
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“Todos los que estuvimos en Malvinas –confiesa César González Trejo, fundador de la Federación de Veteranos de Guerra– nos preguntamos en algún momento si no hubiera sido mejor que nos quedáramos allá. Siempre surge la pregunta: ¿por qué él, por qué mi compañero, y no yo?”
Hace pocas semanas, González Trejo perdió a un amigo y compañero de militancia, Ignacio Bazán, que apareció colgado en su casa de Lanús. De los soldados conscriptos que sobrevivieron a la guerra, Bazán era el único que había sido condecorado con la medalla de honor al valor en combate por su heroico rescate de un compañero que se había caído al mar.
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“Un día no tenía un mango y fue a empeñar la medalla al Banco Ciudad”, recuerda González Trejo con lágrimas en los ojos. Dice que Bazán estaba orgulloso de su experiencia en Malvinas.
El problema fue lo que vino después: una sociedad que miró para otro lado, que no recordó a los que murieron ni contuvo a los que volvieron. La maldita “desmalvinización”.
El éxito de la película “Iluminados por el fuego”, ganadora en España del premio Goya al mejor film extranjero, volvió a colocar el drama de los suicidios en el centro de la escena. Cuenta los recuerdos que despierta en un ex combatiente el intento de uno de sus compañeros por quitarse la vida. El guión está basado en el libro homónimo -escrito por Edgardo Esteban y Gustavo Romero Borri- sobre las experiencias del primero de ellos en la guerra.
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“Yo sentía que el drama de lo que vivimos permanecía dentro de nosotros -confiesa Esteban-. No hubo políticas de contención psicológica por parte del Estado. A mí me pasó que no podía dormir en un colchón y me tenía que acostar en el piso. O me tiraba cuerpo a tierra cada vez que escuchaba un avión. Al escribir este libro me pareció que incluso por mis propios fantasmas había que trabajar sobre el grave problema de los suicidios.”
Sin freno
En el inicio de la posguerra, el drama de los suicidios se cobró unas 50 víctimas por año. No sólo no había contención estatal, tampoco estaban creadas todavía las organizaciones de ex combatientes que hoy -aunque a veces enfrentadas entre ellas- los agrupan.
Con el tiempo, los suicidios se fueron espaciando, pero nunca desaparecieron. “La media es de un suicidio por mes”, afirma el ex combatiente Ernesto Alonso.
Antes del de Bazán, el último caso que trascendió en los medios fue el de Ramón Antonio Acevedo, también conocido como “Pucará”. Trabajaba como pescador y vivía en un pequeño rancho sobre el río Paraná, en la localidad chaqueña de Puerto Vilelas. Tenía cinco hijos. En diciembre pasado, luego de que lo internaran por un problema de cirrosis, se disparó con una escopeta.
Las historias se repiten, pero son todas distintas, todas únicas. Los hechos hablan con la fuerza de los símbolos: hace siete años, Eduardo Paz, desempleado, dejó sin padre a sus seis hijos al arrojarse al vacío desde el Monumento Nacional a la Bandera, en Rosario. Una semana antes, el gobierno provincial le había dado una casa.
Según González Trejo, “hay también muchas muertes que se catalogan como accidentes y que pudieron estar motivadas en un impulso de autodestrucción”.
Aunque no cuenta con una lista precisa, Rodolfo Merlino asegura que son 454 los casos de suicidio. Es el presidente del Centro de ex Combatientes Islas Malvinas (Cecim) de la ciudad de La Plata. Desde allí, intenta dar contención a sus compañeros y reclamar que el Estado asuma su responsabilidad para con los veteranos.
“Queremos que se tome la cuestión de las Malvinas en serio porque se van a seguir muriendo compañeros -advierte Merlino-. ¿O vos te creés que yo no tengo estados depresivos a veces?”
De acuerdo con un reciente informe del Cecim, el 78 por ciento de los ex combatientes sufre trastornos relacionados con el sueño. El 28 por ciento de los encuestados reconoció tener ideas recurrentes respecto del suicidio, mientras que un 10 por ciento dijo haber tenido uno o más intentos de quitarse la vida después de la guerra.
Por si fuera poco, alrededor del 60 por ciento no tiene resuelta en forma estable su situación laboral. La mayoría de los soldados que combatieron en las islas provenía de los sectores socioeconómicos medios y medios bajos; además de los problemas que tienen como veteranos, enfrentan los de cualquier argentino de 43 años que ha sufrido las sucesivas crisis del país.
Trastornos delicados
Como jefe del servicio de Estrés Postraumático del hospital Alvear y coordinador del Equipo de Factores Humanos del SAME, Daniel Mosca atendió varios casos de ex combatientes.
Entre los posibles trastornos que puede generar un conflicto bélico, enumera Mosca, figuran la depresión, la ansiedad, el estrés postraumático, las alergias y las enfermedades autoinmunes. “Tanto los trastornos depresivos como los postraumáticos tienen una alta tasa de suicidabilidad”, explica.
Pero más que la guerra, aquí el problema fue la falta de atención inicial.
“Las consecuencias psíquicas del trauma, lejos de disminuir, con el tiempo aumentan”, dice Mosca, y ejemplifica con una estadística de su servicio: entre los sobrevivientes de Cromagnon, que fueron atendidos a los dos días del “evento traumático”, la tasa de medicación es del 20 por ciento. Entre los veteranos de Malvinas, casi olvidados en los primeros años tras la guerra, es de casi el 80 por ciento.
Por Oliver Galak
De la Redacción de LA NACION
Estadística oficial
Según estadísticas del Ministerio de Salud del año 2004, la tasa anual de suicidios en la Argentina es de 8,2 casos cada 100.000 habitantes. Si se considera que hay unos 14.000 sobrevivientes del conflicto bélico por la soberanía de las islas Malvinas (el censo que realizó el Ministerio del Interior habla de más de 25.000, pero esa cifra ha sido muy resistida entre los excombatientes) y se toma como cierta la cantidad de 350 casos que manejan los propios veteranos, la tasa anual de suicidios en este segmento sería de 108,7 cada 100.000 habitantes; esto es, casi 14 veces más que entre el resto de la población.
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