Se aleja la idea de la Renta Básica Universal
A pesar de los rumores crecientes sobre una posible Renta Básica Universal, tal como se puso en marcha en varios países en medio de la coronacrisis, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, descartó que pueda implementarse en el país en el corto plazo ya que “la Argentina no tiene condiciones fiscales en este momento”.
En cambio, destacó que ahora el Estado debe cubrir “un ingreso que vincule al empleo y articule lo informal con lo formal”. Aún así dejó la puerta abierta a la posibilidad de que surja un pago básico, al ratificar que el Gobierno está “evaluando distintas alternativas para el después”, aunque “no hay nada definido”. Mientras tanto, continúa el pago del tercer Ingreso Familiar de Emergencia ( IFE), el bono de 10000 pesos.
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“El IFE 3 se está pagando ahora con un cronograma hasta septiembre. Estamos evaluando distintas alternativas para el después, la verdad es que no hay nada definido”, sostuvo el ministro durante una entrevista con La Nación. Además, remarcó que espera que hacia fin de año los recursos de la cartera que conduce estén orientados en un “50% y 50%” entre planes asistenciales y de trabajo.
Respecto a la posibilidad de un “ingreso universal”, recordó que ese debate sucede a nivel “mundial” ya que “lo puso en marcha España”, pero “la Argentina no tiene condiciones fiscales en este momento para llevar adelante un ingreso universal”. “La salida de la política social tiene que estar en el plan Potenciar Trabajo, en el ingreso de base para quienes no lo tienen y en la urbanización para 4000 barrios populares, que es una política a diez años”, planteó.
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Consultado sobre su propuesta de “generar un empalme que devenga en renta universal”, afirmó que se refería a que “hay personas que no pueden trabajar por falta de mercado, hay personas que no pueden trabajar por falta de capacitación y hay personas que están más lejos, por un problema de salud o de adicciones, por ejemplo”, por lo que “debe haber un ingreso de base asociado a trabajar, a capacitarse en oficios y a terminar la secundaria”. “Un ingreso de base que vincule con el empleo y articule lo informal con lo formal”, remarcó.
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Arroyo destacó que la idea de esos planes laborales apunta a un “salto de calidad” en relación a que “la persona que tiene un plan social, manteniendo ese plan, dé un salto hacia el empleo”.
“Con Potenciar Trabajo, la persona cobra de este ministerio la mitad de un salario mínimo, pero cuando el sector privado o público lo contrata para algo, le completa ese ingreso. Y hay que darle una cuenta bancaria para enlazarlo con la formalidad, para que pueda facturar sus trabajos. El Ministerio de Desarrollo Social tiene que ser como las inferiores de un club, mi tarea es reconstruir la movilidad social ascendente”, explicó.
El ministro evitó hacer proyecciones o estimaciones del nivel de pobreza desde que estalló el coronavirus en el país, pero recordó que “previo a la pandemia había 40% de pobreza en general, 50% de pobreza en los niños y 40% de trabajo informal”. “Hoy objetivamente la pobreza y la desocupación han aumentado. Pero el único que puede medir pobreza técnicamente y oficialmente es el Indec”, subrayó.
“Lo que ha pasado es que la caída de la actividad económica fue muy fuerte. Pero es a nivel mundial, porque países que no tenían casi índices de pobreza, ahora tienen. El Estado estuvo a la altura y contuvo la situación social”, consideró el funcionario nacional.
En este sentido, destacó: “Los primeros días todos me preguntaban cuándo iba explotar el conurbano y si iban a haber saqueos, y eso no pasó. Ahora tenemos que estar a la altura para la reconstrucción. Hoy el ministerio destina 90% a la asistencia alimentaria y 10% a planes de trabajo. Yo aspiro a que hacia fin de año sea 50% y 50% y que el año que viene el eje central sea el trabajo”.
“En la Argentina no puede haber hambre porque es un país que produce alimentos. Tampoco puede haber malnutrición. Vamos a trabajar muy fuertemente y va a ser una política de Estado. Estoy convencido de que lo vamos a lograr porque en la Mesa contra el Hambre hay muchos actores sociales y está sentada la oposición. Todos coincidimos en qué cosas no pueden suceder en la Argentina y el hambre es una. Y no puede esperar una década, tiene que ser en mucho menos tiempo”, enfatizó.
Con respecto al reencuentro de la Mesa contra el Hambre, detalló que desde el sector privado “hay empresas que plantean una ley con un tributo para ayudar a los comedores, otros hablan de apoyo a la agricultura familiar, para que pequeños productores sean parte de la cadena productiva”.
“Ahora la Mesa contra el Hambre va a tener tres comisiones de trabajo. Una de cobertura alimentaria, porque suponemos que hay unos 10.000 comedores y el objetivo es descentralizar los fondos para que el comedor mueva la economía del lugar. Una segunda comisión será sobre calidad nutricional. Y una tercera sobre producción de alimentos, ahí es donde entran las empresas. El sector privado está a la altura”, describió.
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