Presiones para Bolivia
Las declaraciones del embajador de Estados Unidos en Bolivia, David Greenle, en favor de la incorporación del país al Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y de la lucha contra la Coca, agregaron tensión al nuevo gobierno.
La posición estadounidense se contrapone a los reclamos de grupos bolivianos, cuya movilización acabó con la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada, el pasado viernes.
Durante el saludo protocolar al nuevo canciller boliviano, Juan Ignacio Siles, Greenle sostuvo que el ALCA es “una cosa buena”, que beneficiará a Bolivia con la apertura a los mercados.
“La coca excedentaria va directamente al narcotráfico y en esa situación es en la que no estamos de acuerdo”, afirmó el funcionario, luego de aclarar que la lucha contra la coca forma parte de una “política de Estado”.
Las movilizaciones sociales de las últimas semanas reclamaron, entre otras cosas, la defensa de los cultivos de coca y su industrialización, además de rechazar la incorporación del país al ALCA.
En este marco, el nuevo gobierno del presidente Carlos Mesa ha quedado presionado por dos grupos con intereses contrapuestos: los sectores sociales y la embajada de Estados Unidos.