Más allá del mito o la leyenda...
Escribió parte de la historia del automovilismo argentino, junto con su hermano Juan, y el menor Roberto. Hijos de una familia porteña, en que el padre era mecánico, desde chicos sintieron su pasión por los fierros, lo que hizo que Oscar se sintiera “mecánico”, y dejara la escuela primaria, después de intentar tres veces cursar el 4º grado.
Siempre defendió el prestigio de Ford, marca con la que cosechó cinco títulos y seis subcampeonatos..
Los hermanos Gálvez fabricaban sus propios autos, rígidos, duros, cuadrados y pesados. Prepararon el auto para que Oscar corriera en 1937 las Mil Millas Argentinas en donde Juan logró acompañarlo, modificando su documento porque era menor de edad. En esta competencia perdieron el segundo puesto por perder tiempo en cambiar la correa que ataba el capot (que se cortaba por ser un cinturón común de pantalones).
En 1939 participaron en el Gran Premio Getulio Vargas, en que los Gálvez rompieron el diferencial, lo ataron con alambre y continuaron, pero sobre el final volcaron, se reacomodaron y llegaron 2°, atrás de Juan Manuel Fangio.
En 1940 tuvieron un tremendo vuelco al caer a un precipicio y decidieron comenzar a usar casco. Oscar consiguió uno de paracaidista y Juan otro de los que se usaban en los tanques de guerra. Esos eran los tiempos con anécdotas pintorescas de los pioneros de esta actividad. Fueron muy buenos mecánicos, inventores y técnicos que fabricaban nuevas piezas y probaban ingeniosas soluciones.
Era inconfundible el auto Ford de Oscar, negro y blanco de la escudería de Armando (quien fuera presidente de Boca Juniors). Corrió cerca de 309 carreras, ganó 7 Campeonatos, 90 victorias en total. Fue Campeón en Turismo de Carretera y en Pista (en 1947 y 1948); y en TC en 1953, 1954 y 1961. El 6 de febrero de 1949, corrió en Palermo bajo la lluvia con un Alfa Romeo 3.800 y logró el primer triunfo de Argentina sobre los experimentados conductores europeos en lo que fue posteriormente la fórmula 1. En 1948 logró el Gran Premio de la América del Sur que fue considerada una carrera épica por el estado de los caminos de esa época. La gente se volcaba a la calle para saludar al “Aguilucho” que volvía triunfador. En 1952 ganó seis veces en un año.
Su desempeño como corredor duró 25 años y un mes, y logró en su trayectoria un 28,8% de efectividad, siendo superado en esto por su hermano Juan (quien encontró en su pasión un trágico final).
Falleció el 16 de diciembre de 1989 y al Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires se le puso su nombre en su homenaje.
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