LA VISITA DE SOLA DEJÓ A LA DIRIGENCIA JUSTICIALISTA CARGADA DE BRONCA

Llegó de 9 de julio y concedió una sola entrevista privada a representantes de la coordinadora de Desocupados. Luego se trasladó a la sede arquidiocesana, donde permaneció hasta pasadas las 22 horas. En el despacho del Intendente lo aguardaban funcio

No es la primera vez que un importante dirigente provincial pasa por Mercedes y visita el Arzobispado sin tocar la Municipalidad. Ni siquiera pasarle por enfrente. Hace un par de años, Hilda González de Duhalde, esposa del por entonces Gobernador Eduardo Duhalde, llegó imprevistamente a la ciudad, se reunió con Monseñor Ogñenovich, tuvo tiempo para una conferencia de prensa, y no pasó a por lo menos darle la mano al Jefe Comunal. Recuerdan por entonces los memoriosos que frente a la sede Arquidiocesana, y al enterarse de lo que estaba sucediendo esa mañana, la esposa del Intendente le habló por teléfono diciéndole que estaba con Emilio la “Chiche”.
Pero Gioscio respondió que estaba en su despacho, como señal de que tenía que moverse ella y no él.

Aquellas jornadas hacia fines de la década del 90 se repitieron el viernes 11 de enero, con la visita del Gobernador Felipe Solá, quien tampoco incluyó en su agenda de programa el encuentro con los compañeros justicialistas. “Callate, ni me hables... no sabés la bronca que tenemos”, dijo off the record un concejal del justicialismo a un cronista de este medio días después.

Otro dirigente peronista, que no se encontraba en la ciudad durante ese viernes, también preguntó a otros justicialistas: “Decime, es cierto lo que dicen los diarios... Solá se entrevistó con la Coordinadora de Desocupados sin mayores apuros, fue al Arzobispado, y no se encontró con funcionarios, concejales y consejeros?”. Quienes debían dar la respuesta, prefirieron agachar la cabeza con un dejo de resignación. Algunos pretendieron echarle nafta al fuego diciendo que las relaciones entre Solá y algunos importantes referentes partidarios del distrito, no eran buenas, atento a que en un congreso del PJ, el actual Gobernador se quedó “de prepo” con un cargo de Convencional Nacional del partido por el distrito de Mercedes. Pero aseguran que esto ya es historia pasada.

ITINERARIO
El Gobernador había hecho el viernes 11 de enero, un importante periplo, que lo dejó agotado entrada la noche. De acuerdo a los datos recogidos por este semanario, ese día Solá tuvo reuniones con diferentes sectores en la ciudad de La Plata. Incluso, el Contador Guillermo Cornet, había viajado a una de ellas. Tras estas, partió en un avión de la gobernación hacia el partido de 9 de Julio, donde cerca de las 17 de la tarde, junto al Ministro Lebed, entregó las primeras tarjetas sociales. Las mismas que entregaría horas más tarde en la sede del Arzobispado Mercedes-Luján.

Cuando llegó al aeroclub Solá fue recepcionado por Cornet y Carlos Selva, además de otros concejales como Valerga, Montoya, Badano, Durand, Morasso, Guzzo, Benítez; Consejeros como Wynne, Fiori, Colombo y Marita Benítez; y funcionarios como Cerulli, Vita, Rivero, entre otros.
Pero para ellos solo hubo un saludo de pasada. Pues, poco después de descender de la aeronave, concedió la entrevista a los representantes de la coordinadora de Desocupados que se extendió por espacio prolongado.

Sobre el final de este encuentro, uno de los ediles del PJ, quiso hacerle conocer a Solá, que los del Polo Obrero no eran tan representativos como parecían. Le dijo que se arrogaban la representación de los sin trabajo, y solo los seguían unos doscientos mercedinos, cuando en el registro que recientemente se había abierto en el Palacio Comunal, había un millar de inscriptos. Por cierto el Gobernador no dijo palabra. Desde allí, la delegación oficial se llegó hasta la Arquidiócesis de calle 22 esquina 31. Justificaron algunos que el encuentro con los del Polo había sido para evitar inconvenientes mayores en la sede eclesiástica. Pero a esta entrega, tras la conferencia de prensa, ingresaron pocos dirigentes del PJ local. Para mejor decir, solo lo hicieron Selva y Cornet. En tanto había quedado afuera el resto. Eso no importó. Estaba previsto un encuentro en la sede de la Municipalidad.

En el despacho del Dr. Gioscio, que no se encontraba, esperaron por buen rato, los dirigentes mercedinos que tenían prevista la segunda reunión privada que había cedido el Gobernador. Había una importante cantidad de temas para conversar. Más allá de algunas cuestiones de índole partidario que alguno pudiera plantear, estaban con intenciones de hacerle conocer los inconvenientes que existían en materia de obra pública, la problemática de la Depuradora, algunas obras edilicias para el sector educativo, etc., etc. Pero pasó el tiempo y Solá no llegaba. En voz baja, en la arquidiócesis, alguien le susurró haciéndole saber que lo estaban esperando. El Gobernador, exhausto, dijo que era conveniente dejarlo para el día siguiente a la mañana, puesto que estaba agotado.

Eso significaba que se iba a quedar a pasar la noche en la ciudad. Pero la reunión del sábado 12 también se suspendió, tal vez antes mismo que la del viernes.
El Gobernador Solá faltó a la cita con los compañeros, y si bien nadie ha hecho público el descontento, entre los peronistas locales quedó un malestar masticado y tragado como una cucharada de aceite de ricino. Encima, cuando en la conferencia tuvo que destacar una gestión comunal hablando de descentralizaciones, mencionó al primer mandatario de Trenque Lauquen, el que fuera candidato a Senador por el ARI, Jorge Barracchia.

Algún Gioscista se molestó en forma, pues entiende que de poner énfasis en alguna administración podría haber destacado la del “caudillo” local, y para ejemplo de descentralizaciones (si ese era el fundamento), tenía para destacar los institutos Mariquita Sánchez o Unzué, que alguna vez pertenecieron a la órbita provincial y hace ya tiempo fueron municipalizados.
La procesión corrió por dentro. El Gobernador pasó por Mercedes y dejó un recuerdo de su visita para los del partido. Probablemente algunos los olviden rápido y para otros tantos quede como una anécdota más. Pero que en el peronismo local hubo doloridos que prefirieron el silencio, ya nadie lo pone en duda.