Histórico fallo por arsénico en 9 de Julio: ¿Qué sucede con el agua que consumen los mercedinos?

La reciente sentencia judicial que ordenó medidas urgentes en 9 de Julio por contaminación con arsénico en el agua de consumo ha encendido alarmas en toda la región, incluida la ciudad de Mercedes. El fallo histórico, que abarca 37 páginas, responde al reclamo de vecinos de Ciudad Nueva y establece disposiciones como la entrega de agua potable a familias vulnerables, centros de salud y escuelas, además de prohibir fumigaciones con agrotóxicos en un radio de mil metros alrededor de los pozos de extracción.

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Este precedente judicial pone de relieve una problemática que afecta a gran parte de la provincia de Buenos Aires. Según estudios especializados, el 87% del territorio bonaerense presenta niveles de arsénico en aguas subterráneas que superan el límite permitido por la normativa provincial de 0,05 partes por millón (ppm), cifra que quintuplica el estándar internacional recomendado por la Organización Mundial de la Salud de 0,01 ppm.
Mercedes no está exenta de esta preocupación. La ciudad se ubica en una zona donde las aguas subterráneas tienden a presentar concentraciones significativas de arsénico debido a la composición geológica regional. Las autoridades locales han indicado que el agua obtenida para la red de distribución proviene del acuífero Puelche, ubicado entre 40 y 70 metros bajo el nivel del mar, y aseguran que realizan análisis periódicos a boca de pozo para garantizar su aptitud para el consumo humano.

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Sin embargo, expertos señalan que el acuífero Puelche, aunque ofrece mejor calidad que el Pampeano, también presenta concentraciones preocupantes. Un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata confirma concentraciones de arsénico en el Puelche que oscilan entre 0,08 y 0,20 ppm, valores que exceden tanto los estándares internacionales como los provinciales.
La profundidad de extracción resulta crucial para la calidad del agua. Los pozos más profundos en el Puelche tienden a proporcionar agua de mejor calidad debido a una menor influencia de filtraciones del acuífero Pampeano. No obstante, perforaciones poco profundas o mal selladas pueden permitir la entrada de agua contaminada, incrementando los niveles de arsénico.

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Una encuesta reciente realizada en Mercedes reveló que el 47% de los consultados consume agua de la red corriente, mientras que el 36% opta por agua de bidón o embotellada, un 15% utiliza perforaciones propias y un 2% recurre a otros medios. Estos datos reflejan cierta desconfianza en la población respecto a la calidad del suministro público.
El consumo prolongado de agua con altos niveles de arsénico representa un grave riesgo para la salud. Según la OMS, este elemento puede provocar intoxicación crónica conocida como hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), caracterizada por lesiones cutáneas, y en casos más severos, provocar daños irreversibles en órganos vitales e incrementar el riesgo de desarrollar distintos tipos de cáncer.
El problema no se limita al agua. El arsénico puede acumularse en alimentos como arroz, frutas, pescados y mariscos debido a su capacidad para infiltrarse en suelos y ecosistemas acuáticos. Ariel Bardach, especialista en epidemiología, destaca que gran parte de la población ignora la omnipresencia del arsénico en el ambiente y los riesgos asociados a su consumo prolongado.
Para quienes no tienen acceso a la red de agua corriente y deben realizar perforaciones propias, los expertos recomiendan análisis químicos exhaustivos del agua antes de su consumo, sellado adecuado de pozos para evitar infiltraciones, y considerar sistemas de tratamiento como filtros específicos u ósmosis inversa.
Marta Litter, investigadora del CONICET y experta en la materia, señala que aunque existen soluciones tecnológicas como la ósmosis inversa y sistemas de filtración específicos, la falta de políticas públicas sólidas y de recursos para la investigación mantiene al arsénico como una amenaza persistente en muchas comunidades bonaerenses.
El caso de 9 de Julio no es aislado. En otras localidades como Chivilcoy, los vecinos han emprendido acciones legales contra la empresa proveedora ABSA y han logrado que la justicia declare que el agua no es apta para el consumo humano, aunque sin conseguir soluciones definitivas.
Mientras tanto, herramientas como el Mapa del Arsénico elaborado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) visibilizan la magnitud del problema, señalando que más de 20 localidades argentinas superan los 50 partes por billón (ppb), el límite recomendado. Este mapa se ha convertido en un instrumento clave para presionar a las autoridades a tomar medidas concretas frente a esta problemática de salud pública.

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